n el diario de viaje de Micaela Feldman e Hipólito Etchebéhere se registra, este día, que “el doctor Joliffe de Conesa nos dice que él en una ocasión envenenó con estricnina carne de oveja para que los indios y sus perros que merodeaban por su campo quedaran fritos…”.
El médico contó también que “pasando revista a los recluidos en Ushuaia, encontró uno de los penados en pésimo estado de salud, recluido en su celda. En su parte a la Dirección del presidio lo hizo constar e indicó la necesidad de un régimen al aire libre y buena alimentación para el penado. Lo manda a llamar el jefe:
-Pero Dr. Joliffe, sabe quién es el penado?
- No.
- Es Radowisky! Es el que mató a Falcón. No es posible hacer lo que usted dice”.
En el comentario final expresó: “a mí que me importaba a fin de cuentas. Yo no podía quedar mal con la Dirección por un penado y tachó su prescripción”.
Joliffe era un empírico que se autotitulaba doctor: “En el presidio tenía un material enorme para ejercitarme: punciones en la pleura, intervenciones quirúrgicas de toda clase, hiciera o no hiciera falta, inyecciones intrarraquídeas, cosas que yo nunca había hecho, lo aprendí allí”.
En los textos que la pareja fue escribiendo mientras recorrían la Patagonia se asentaron numerosas denuncias sobre las injusticias y testimonios curiosos que reflejan hábitos y costumbres de los pobladores.
“El Sr. Pastorini (ayudante, de policía, que dice trabajar en la subcomisaría porque abajo no puede coimear) viene a pedir una receta de Clorhidrato de Cocaína sola. Él la disolverá en glicerina para hacerse unos tópicos. Sufre de neuralgia” (Ernesto Maggiori. Los años de la Revolución en Patagonia).
Micaela Feldman e Hipólito Etchebéhere se conocieron durante las movilizaciones estudiantiles por la Reforma Universitaria. Ella se recibió de odontóloga y él de mecánico dental. Decidieron viajar por Patagonia y vivir de sus profesiones.
Militaron en el Partido Comunista y luego en el trotzquismo. Cuando estalló la Guerra Civil Española se marcharon a integrar las Brigadas Internacionales en el campo republicano. El joven murió en una de sus primeras incursiones y Mika tuvo un activo desempeño entre los milicianos. Hasta que el desenlace final la obligó a radicarse en Francia.
Su vida fue reflejada en “Mika, mi guerra de España”, un documental de Fito Pochat y Javier Olivera.
