ste día, fallece el navegante gallego Pedro Sarmiento de Gamboa quien había patrocinado la colonización del estrecho de Magallanes para impedir la avanzada de corsarios ingleses, en especial del temido Francis Drake. Ese intento colonizador concluyó en uno de los mayores fracasos de la conquista española de América.
Con su radicación en Lima, comenzó su interés por los pueblos originarios, que despertaron sospechas y derivaron en acusaciones por parte de la Iglesia. Fue condenado a “escuchar misa en la Iglesia Mayor de Lima”. Poco después se sumó a expediciones marítimas que buscaban ahondar el conocimiento de los territorios conquistados por Castilla. Así llegó a ser nombrado asesor del virrey, “cosmógrafo mayor e historiador del Perú” (José Luis Lanata. Estudio preliminar de Viaje al estrecho de Magallanes).
Luego, su labor se centró en las acciones defensivas ante las incursiones cada vez más audaces de los corsarios ingleses. Estas misiones lo llevaron a la conclusión de que se hacía necesario fortificar el estrecho, y con ese fin se entrevistó con el rey Felipe II, quien aceptó su propuesta y lo nombró gobernador y capitán general adjunto de las poblaciones que se fundasen.
En 1581, una flota compuesta por 23 embarcaciones y tres mil personas partió rumbo a tierras australes. Pero, los infortunios obligaron a volver a puerto y a una nueva partida, esta vez con 16 naves, que, al llegar al río de la Plata, las deserciones y naufragios redujeron a cinco naves y 500 hombres. “El número de colonos se había reducido a 64, de los cuales 14 eran mujeres y diez niños”.
A comienzos de 1584 llegaron al estrecho y fundaron dos ciudades, que sólo el empecinamiento de Sarmiento de Gamboa mantuvo en pie. Para sostener el proyecto, intentó regresar a España para buscar ayuda, pero fue apresado por los ingleses y nunca pudo retornar al estrecho.
En tanto las colonias languidecieron por la falta de provisiones y elementos para soportar el clima riguroso y el aislamiento. También las rencillas y motines agravaron la dramática situación de los colonos que iban muriendo por enfermedades, hipotermia, peleas y ajusticiamientos. Este caos dejó un solo sobreviviente que, tres años después, fue rescatado por un barco inglés.
Como una ironía de la historia, luego de las fracasadas fundaciones españolas en el estrecho, Drake nunca más se aproximó a los mares australes.
