Nativos “tsonaca” le piden a Thomas Bridges “tabaco y ron”
El 3 de octubre de 1876

Nativos “tsonaca” le piden a Thomas Bridges “tabaco y ron”

03/10/2018
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ste día, Thomas Bridges escribe una carta desde Punta Arenas, dirigida a la “South American Missionary Society”, en un alto de su viaje desde Valparaíso, adonde concurrió para ser ordenado ministro de la Iglesia Anglicana. Al comenzar la navegación hacia Ushuaia, “una canoa salió a buscarnos, con dos hombres y dos mujeres, todos vestidos con pieles de ciervo. El idioma de esta gente era totalmente ininteligible para mí, pero parecía ser de sonido similar al tsonaca y muy diferente al alacúloof. No hay ciervos en Tierra del Fuego y estos nativos, aunque visitan las islas, residen principalmente en tierra firme, donde los ciervos son abundantes” (Thomas Bridges. Los indios del Último Confín).
Los nativos subieron a bordo y las dificultades para comunicarse continuaron. “Conocían unas pocas palabras inglesas, pero más de castellano, que habían aprendido de los indios tsonaca o patagones del Sur, con los cuales tienen intercambio los fueguinos del Estrecho. Estos visitantes fueron tratados amablemente por el capitán y la tripulación. Pedían “Rum and tobacco”; al bizcocho lo llamaban “galleta”. No traían nada para vender, ni una sola arma para defenderse”.
No fue el único de los encuentros con estos aborígenes. “En tres ocasiones diferentes, encontramos nativos de este lado de la isla London y en un caso tuvimos al lado cinco canoas. El capitán y la tripulación trataron muy amablemente a los nativos. Dos veces por día teníamos lectura (bíblica) y oración en la cabina, a la cual asistían todos”.
Bridges, en otro tramo de la carta, se refiere a las enfermedades que estaban asolando a los canoeros afincados en la Misión de Ushuaia. “Ha habido mucha enfermedad entre los indios aquí. Los principales síntomas eran al principio dolores agudos en el estómago, seguidos de ronchas, que pronto supuraban y formaban escaras similares a las del sarampión. Atacó a sus víctimas en rápida sucesión, de modo que hubo veinticinco enfermos a la vez y con verdadera necesidad de la ayuda de nuestra Sociedad y sus agentes, que por bondad  y generosidad, ha sido de gran consuelo para esta gente. Los adultos estuvieron más atacados que los jóvenes por la enfermedad que aún persiste”.
La cantidad de pacientes trajo aparejado dificultades para darles alimentos. Al llegar, se encontró con muchos afectados “con diarrea y los niños con un mal del tipo de la escarlatina” (op.cit.).

Autor : Bernardo veksler
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