l gobernador de Magallanes Manuel Señoret informa que ya se habían extraído entre mil y mil doscientos kilos de oro en las islas Lennox y Navarino, en el canal de Beagle. En “estas islas trabajaban alrededor de 700 individuos en ambiente inhóspito por las inclemencias del clima y sin agua y alimentos abundantes. El yacimiento descubierto que era más rico estaba en las playas de Lennox pero ya se encontraba agotado. De Lennox los mineros se habían trasladado a Navarino y Hoste en busca del metal dorado y la mayoría de los mineros eran de nacionalidad austriaca, quienes eran hombres duros para el trabajo y resistentes a las inclemencias del tiempo” (Mauricio Jara Fernández. Las “Islas Australes” y los prolegómenos de la política antártica chilena, 1892-1896).
El hallazgo de oro aluvial en las islas del Beagle y la masiva afluencia de inmigrantes europeos hacia esas playas, produjo cambios de actitud en las autoridades australes argentinas y chilenas. También, conformó un nuevo mercado para los comerciantes de Ushuaia y para los Bridges que vieron incrementados sus ingresos con el aprovisionamiento a la colonia minera.
Hacía el Beagle, entre julio y septiembre de 1892, desde Punta Arenas, “se habían dirigido 15 embarcaciones de todos los tamaños incluyendo un vapor de 250 toneladas y “250 pasajeros, provisiones y mercaderías”. Este inusual movimiento estaba originado por los lavaderos de oro, que durante 1892 habían producido entre setecientos y ochocientos kilos del metal.
El método de extracción era artesanal: “se toma la arena de cualquier montón de relaves y se le encuentra metal lavándolo en un plato (…) pudimos ver un espectáculo curioso, 150 a 200 individuos buscando en las rocas que descubre la marea las pepitas y arenas auríferas depositadas por la ola y el reflujo. Y parece que la cosecha es buena y diaria” (Carlos Pedro Vairo y Francis Gatti. ¡Oro en Tierra del Fuego!).
El gobernador consideraba que “los yacimientos auríferos son abundantes, si bien repartidos caprichosamente (...) Esa distribución conviene al sistema actual de explotación y sólo después de serias investigaciones podría saberse si se obtendría buenos frutos con grandes establecimientos. En todo caso, tal como se hace, es un poderoso impulso para poblar aquellos lugares, no ha mucho tiempo desiertos, para dar vida a otras industrias” (C. P. Vairo y F. Gatti).
