Un sargento borracho hace desfilar a su tropa por el pueblo
El 1 de noviembre de 1905

Un sargento borracho hace desfilar a su tropa por el pueblo

01/11/2018
E

ste día, se produce un suceso absurdo y singular por las calles céntricas de la entonces aldea, cuando un militar, afectado por el elevado consumo de bebidas alcohólicas irrumpe por las bucólicas y polvorientas calles de Trelew, encabezando a la tropa bajo su mando para llevar a cabo un desusado e inesperado desfile.
“A eso de las 5,30 p.m. se produjo en el pueblo un hecho insólito, el que tuvo por protagonista a un sargento del Batallón del Destacamento Primero de Infantería, el que en estado de ebriedad, hizo desfilar por las calles centrales a un pelotón de soldados, a tambor batiente, con floreo de palillos, pasando por la avenida Fontana en dirección a la Estación de Ferrocarril” (Matthew Henry Jones. Trelew. Un desafío patagónico).
El sargento dirigía el desfile dando muestras de falta de coordinación en sus movimientos y, al ver el interés que había despertado entre los transeúntes, “al llegar frente al hotel “Del Globo” hizo el saludo militar a varios particulares”, quedando rezagado con respecto a la tropa que con paso marcial siguió avanzando. Luego de concluir con los saludos al público, se apresuró para alcanzar “al pelotón, al que pasa lista en la calle y como no tenía armas, saca su machete usándolo a guisa de espada, ante la hilaridad de los muchachos presentes”.
Los memoriosos de la ciudad de Trelew aportaron al autor de estos recuerdos otro incidente similar, que había ocurrido unas semanas antes: “Según el comentarista, era ésta la segunda vez que ocurría tan triste espectáculo, ya que unos días antes la misma escena se había producido en otro sector del pueblo”.
En esa oportunidad, el desfile se llevó a cabo por las calles de la ciudad en las que se encontraban los prostíbulos, casi como un homenaje a las mujeres que ahí se desempeñaban. El paso redoblado de los militares, se consumó “frente a las casas “non santas”, pero en dicha ocasión, al querer dar el sargento una orden, rodó por el suelo, siendo el hazmerreír de todos los que presenciaron la maniobra” (op.cit.).
Para entonces, la población patagónica sólo contaba con vehículos de tracción animal. En esos días, se incorporaba el primer automotor que provocó también el asombro de los pobladores. Un vecino había adquirido “un camión de 25 HP de potencia, para utilizarlo en el trayecto Colonia San Martín – Río Pico” y proyectaba ampliar el recorrido hasta la costa.

Autor : Bernardo Veksler
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