ste día, la noruega Cecilie Skog y el norteamericano Ryan Waters inician su incursión por el continente antártico, con el objetivo de atravesarlo en completa autonomía. El itinerario elegido iba desde la isla Berkner hasta la plataforma de hielo Ross.
Finalmente, el 21 de enero, lograron consumar su objetivo de cruzar la Antártida, “sin ningún tipo de asistencia externa”, habiendo pasado por el Polo Sur el 31 de diciembre.
“Muy pocos han cruzado el continente antártico de costa a costa. Los que lo habían hecho hasta ahora o bien habían contado con asistencia o bien habían usado kites, cometas de viento que facilitan el esfuerzo y reducen en mucho el tiempo de travesía ya que permiten alcanzar velocidades de vehículo” (http://www.barrabes.com).
Cecilie Skog, de 35 años, enfermera de oficio, es recordada por alcanzar la cima del K2 aquel aciago día de agosto de 2008 en el que 11 montañeros perdieron la vida, entre ellos su marido, el gran escalador, alpinista y explorador polar Rolf Bae”. Por aquel entonces Skog “se había convertido en la primera mujer en haber logrado el Gran Slam de los exploradores, es decir conquistar las “siete cimas” -las montañas más altas de los siete continentes- y los dos polos”. Ya había estado “a punto de conseguir la cima del K2, en 2005, junto a su malogrado esposo”.
Ryan Waters, de 36 años, nativo de Colorado, contaba también con una gran experiencia en alpinismo. Se desempeñaba como “guía de montaña en los Andes y el Himalaya, tenía en su haber nueve cumbres superiores a los 8.000 metros y la travesía de Groenlandia en esquíes sin asistencia exterior” (ElComercio.com).
Desde la partida de la isla Berkner, avanzaron esquiando hasta el Polo Sur y continuaron luego hacia la costa, llegando a la plataforma de hielo Ross, después de 70 días. “En este tiempo han recorrido 1.800 kilómetros, han sufrido temperaturas habituales de -45ºC y han soportado vientos de hasta 45 nudos de fuerza. Cuando partieron arrastraban unas pulkas de 130 kilos cada uno. Comenzaron a nivel del mar y han llegado a ascender hasta los 3.200 metros de altura, cruzando zonas realmente técnicas como el área de Axel Heiberg en las que han tenido que hacer uso de su experiencia como alpinistas”.
La travesía de “la Antártida en completa autonomía era un sueño de Bae, que su esposa ha podido cumplir finalmente”.
