Estanciero asesino es capturado después de espectacular fuga
El 26 de noviembre de 1905

Estanciero asesino es capturado después de espectacular fuga

26/11/2018
E

ste día, la policía detiene al estanciero Pío Quinto Vargas, acusado de dos crímenes, y protagonista de una espectacular fuga.
“De origen mendocino, este embrutecido solitario no poseía otros recursos que la violencia para responder a los conflictos que se le presentaban, así pronto se fue ganando la enemistad de los vecinos, quienes a su vez le esquivaban y le temían (…) Mal vecino, pendenciero y autoritario, cuidaba de sus bienes semovientes con recelo asesino” (Ernesto Maggiori. Historias de Frontera).
A ese perfil, le sumaba haberse rodeado de peones siempre armados y dispuestos a todo acto violento que le ordenara Vargas.
El escenario de estos sucesos era el valle del Corcovado, en el oeste chubutense. Allí se había asentado el porteño Lucio Ramos Otero, quien aspiraba a legalizar la tenencia precaria de las tierras fiscales de los hacendados de la zona. Desde los primeros contactos, Vargas manifestó su oposición a las propuestas.
“No resultaba para nada conveniente a Vargas, que las gestiones de Otero prosperaran. El pretendía sus tierras fiscales (…) Para entonces Vargas ya había tenido alguna disputa violenta con este y otros vecinos (…) Un día estas disputas llegaron a un límite en donde Vargas, enfurecido arremetió a tiros a dos de los peones de Otero. Juan de Dios Uribe cayó fulminado de un balazo, y Francisco Aranda quedó herido, falleciendo por esta causa unos meses después”.   
Otero inició una querella criminal contra Vargas, pero la red de complicidades que disponía este hacía que toda la tramitación se estancara en los escritorios de los funcionarios. Finalmente, un mes después del incidente fue detenido, pero, al ser conducido hacia Rawson se fugó.  También fue tortuosa la aplicación del embargo dispuesto por el juez, debido a que todos los funcionarios se excusaban de llevarlo a cabo.
Ante el escándalo desatado, poco después Vargas fue capturado. Pero no soportó mucho tiempo vivir en la cárcel. Pocos meses después, con sobornos logró un caballo y armas para consumar un nuevo escape.
Vargas se ocultó en la casa de un vecino, pero el desconocimiento del funcionamiento del telégrafo lo perdió. El hospitalario vecino envió telegramas al abogado del prófugo, dándole información precisa de dónde se encontraba. Al llegar a manos del juez las copias telegráficas, dispuso un operativo que pudo finalmente detener a Vargas.

Autor : Bernardo Veksler
Etiquetas
Cuál es tu opinión sobre la nota?
  • Me interesó
    67%
    2 votos
  • No me interesó
    33%
    1 voto