Prohíben perros en la Antártida para proteger el ambiente
EL 1 DE ABRIL DE 1994

Prohíben perros en la Antártida para proteger el ambiente

01/04/2019
A

partir de esta fecha, se pone en vigencia “El Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente”, aprobado en agosto de 1991, que dispuso el retiro de los perros de trineo del territorio de la Antártida.
La prohibición de canes se basó en el argumento del asesor del “Scientific Committee on Antartic Research”, quién consideró que “los perros transmiten el moquillo a las focas”, “son depredadores de las pingüineras” y “en su pelaje albergan parásitos capaces de alterar el equilibrio ecológico de la Antártida”. Añadiendo en los considerandos de la medida “que los perros fueron introducidos en el ecosistema y por ello ocasionan desequilibrio ecológico”.
A pesar de que la medida fue calificada de “pseudocientífica y falaz”, se viene aplicando desde hace un cuarto de siglo.
Los críticos argumentaron que la medida protectora del ambiente se tomó para cambiar perros “por tractores a gasolina privando a los integrantes de las bases australes de un asistente eficaz, al margen que ningún motor proporciona afecto, abrigo y compañía” (Sergio Grodsinsky. http://antarticos.blogspot.com).
También sostuvieron que eran exageradas las prevenciones planteadas: “El moquillo canino (Distemper o enfermedad de Carré) no se transmite a las focas ni a ningún otro mamífero fuera del género Lupus-Canis” y, en el caso de los perros polares de las bases argentinas General San Martín y Esperanza, “contaron siempre con vacunas contra el moquillo, aplicadas cuando cachorros (dos dosis), y un refuerzo anual cuando adultos (prevención que también cubre a la futura prole), e igual sistema han seguido las dotaciones caninas australiana, chilenas, británicas y rusas así también como los perros de expediciones sin base permanente”.
Desde 1951, “cuando la Argentina llevó sus primeros perros a la Antártida, nunca se declaró un caso de moquillo en aquel territorio y tampoco en los ejemplares de bases extranjeras” y “los únicos cuadros de enfermedades caninas allí, correspondieron a las transmitidas por ¡focas y pingüinos! –parasitosis y dermatitis por picadura de pulgas”. Además, los críticos consideraron que fue excepcional el caso de “que algún perro mató a un pingüino”.
Grodsinsky finalizó planteando un interrogante a los proteccionistas y firmantes del Tratado Antártico: “¿Por qué en el Polo Norte los perros no contagian el moquillo a las focas?” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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