lrededor de esta fecha, la fragata ‘Hércules’, en la que viajaba el entonces coronel Guillermo Brown, y el bergantín ‘Santísima Trinidad’ son arrastrados por los vientos hacia las costas antárticas, alcanzando a trasponer el paralelo 65º. De esta manera, se concreta la primera presencia argentina en ese continente.
La expedición comandada por Brown, que también integraban la corbeta ‘Halcón’ y la goleta ‘Constitución”, se proponía irrumpir en las costas del Pacífico para realizar una acción ofensiva contra navíos españoles, difundir las proclamas revolucionarias y propender a extender la emancipación latinoamericana.
Los buques que integraban la escuadra habían sido adaptados para acciones bélicas, pero no estaban en condiciones de librar batallas contra la poderosa flota realista. Por esa razón, el gobierno dispuso una expedición corsaria para afectar al comercio español, sembrar alarma y generar recursos económicos.
La escuadrilla corsaria contaba con más de 150 cañones y medio millar de tripulantes. La ‘Constitución’ fue incorporada gracias a la acción de exiliados chilenos que financiaron su adquisición y la tripularon.
El Cabildo de Buenos Aires había anunciado el arribo de una expedición española punitiva. Entre las medidas preventivas que decidió estaba esta expedición, luego del exitoso debut en el combate de Montevideo, que fue el primer triunfo naval patriota de importancia.
Esta iniciativa fue impulsada por una acción privada con parcial apoyo del Directorio. Se firmó un convenio entre el gobierno, armadores y tripulantes, que estipuló que las presas obtenidas se venderían en Buenos Aires y su producto se dividiría en nueve partes, distribuidas en la siguiente proporción: una para el Estado, dos para Brown, y el resto para los tripulantes.
El plan de operaciones preveía atacar el comercio naval español en el Pacífico sur, apresando sus naves y cargamentos. También pretendían desembarcar en algunos puertos para intentar sublevar a sus habitantes. Pensaron apoderarse por sorpresa del presidio de las islas Juan Fernández, para liberar a los patriotas prisioneros allí. Además, el general San Martín propuso que se conectaran con guerrilleros chilenos, pero no lo pudieron concretar.
La expedición atacó Callao y Guayaquil, liberó los presos de San Lorenzo e incautó varios barcos españoles y sus valiosas cargas.
