Editorial - por Fulvio Baschera

Razonabilidad y sentido común, la proporción divina

09/12/2019
H

ay situaciones en las que pocas palabras bastan para fijar una idea. Haciendo honor al título nos pondremos en contexto rápidamente. Lo ocurrido en los últimos días en nuestra provincia en el ámbito político y gubernamental resultaría una invitación a la reflexión para todos.
Tierra del Fuego se prepara para la sucesión gubernamental en un todo de acuerdo a lo prescripto por nuestra Constitución. El próximo 17 del corriente, el gobernador electo Gustavo Melella prestará el juramento de práctica que lo pondrá efectívamente en ejercicio del Poder Ejecutivo provincial. En esta oportunidad, la particularidad viene dada por la renuncia de la gobernadora Rosana Bertone, quien en función de haber resultado electa para el cargo de Diputada nacional finalizó su mandato con una anticipación de 8 días a lo preceptuado por la Carta Magna.
Al efecto de no reiterarnos en la interpretación ya planteada desde nuestras páginas el pasado viernes, respecto de la innecesaria jura para el reemplazo en el cargo en la función de titular del Poder Ejecutivo por parte del Vicegobernador, los acontecimientos que tomaron luz pública durante el fin de semana nos llevan a preguntarnos si existe algún atisbo de razonabilidad en lo que nuestra Provincia vivirá entre hoy y el próximo día 17.
El brevísimo lapso de 8 días que se reduce a 5 hábiles descontando el fin de semana y el asueto administrativo dispuesto para el 10 de diciembre, plantea un aunténtico disparate.
Podríamos decir que actuar razonablemente se asemeja a la idea de que el alcance de nuestros actos tengan proporcionalidad con el objetivo que se pretende alcanzar.
Si la idea es clavar un clavo en la pared del living de nuestra casa para colgar un cuadro, difícilmente a cualquiera en su sano juicio se le ocurriría utilizar un martillo neumático para tal fin.
Sobre este ejemplo, podríamos concluir que actuar razonablemente lleva implícita la idea de la proporcionalidad.
Bien, traspolemos esta idea al Estado y a lo que, insisto, ocurrirá en las próximas horas en el ámbito político.
En el lapso de 5 días hábiles Tierra del Fuego tendrá dos ceremonias de asunción de Gobernador. Disgresiones al margen, una legítima y otra antojadiza.
Para la de hoy, más allá del gasto en ceremonial, por orden del Vicegobernador Arcando el Estado erogó $450.000 en la compra de los atributos de mando para que él mismo los reciba. Menudo antojo por 5 días hábiles de mandato.
A partir de hoy, es altamente probable que el Estado fueguino deba renovar el gabinete provincial, la conducción algunos entes autárquicos y la cúpula policial, por nombrar algunos cargos, ya que el vicegobernador Arcando pretende armar su propio gabinete, al que existen firmes indicios se los liberaría del tope salarial fijado por el actual gobierno, a cinco días de entregar el mandato al auténtico gobernador electo.
Hoy, a cinco días hábiles de la finalización de mandatos, la Legislatura tomará juramento a dos nuevos miembros que reemplazarán a los renunciados Blanco y Harrington. Vale mencionar que, por una cuestión de tiempos, el reemplazo del electo Intendente de Tolhuin ni siquiera tendría oportunidad de ocupar la banca.
Y es precísamene a partir de estos planteos, para no entrar en mayores detalles, que vale afirmar que es mediante la relación de la proporcionalidad de los actos que se puede llegar a determinar si una actuación estatal, y más precisamente si la intensidad de ésta, es o no jurídicamente la más adecuada para perseguir un fin determinado.
El sentido común, que como en reiteradas oportunidades termina siendo el menos común de los sentidos, nos lleva a un razonamiento simple y lógico al menos para quienes, con la ñata contra el vidrio, somos observadores del alcance de lo que sin dudas, y sin ánimo de ofender, podemos calificar como alocados egos políticos.
Independientemente de si se trata de política o de actos de cualquier otra naturaleza, para determinar si una acción resulta antojadiza, arbitraria o muestra de un dislate mayúculo, basta analizar la razonabilidad de la determinación adoptada y de la proporción de los medios que se emplean para su concreción, es decir, si existe proporcionalidad entre el acto y el objeto que este persigue.
Insisto con el ejemplo. Nadie en su sano juicio clavaría un clavo en la pared del living de su casa para colgar un cuadro utilizando un martillo neumático. Salvo, claro está, que la idea sea otra y lo que en realidad se pretenda sea demolerla, para quizás tener un lugar en otra casa…
Para finalizar, y con la intención de no desentonar con el nivel de los sucesos, me permitiré parafrasear a la reconocida filósofa mediática: “Lo dejo a tu criterio”.

Autor : Fulvio Baschera
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