Nativos se marchan a despegar cortezas para fabricar canoas
EL 29 DE ENERO DE 1874

Nativos se marchan a despegar cortezas para fabricar canoas

29/01/2020
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a revista de la ‘South American Missionary Society’ publica una carta, fechada este día, de Thomas Bridges relatando la partida de nativos con el propósito de despegar cortezas para fabricar canoas.
Bridges cuenta que el nativo Wanigulashan “y un hijo, con sus esposas e hijas, salieron a fin de hacer una canoa, antes que la corteza se adhiera demasiado a los árboles, lo que ocurre a fines de febrero y se afloja en octubre, dejando cinco meses para la construcción de canoas” (Tomás Bridges. Los indios del último confín).
El 13 de febrero, el autor de la carta dio cuenta de que habiéndose terminado la temporada “para arrancar corteza”, debido a que a partir de esta época “no puede ser separada sin estropearla”, los nativos que viven en la misión anglicana aumentaron sus existencias y ya cuentan con “dieciséis canoas. Tres llegaron ayer y se fueron hoy”.
Estas canoas eran construidas “a partir de la corteza del coigüe, del cual extraían dos trozos anchos para los costados y uno más angosto, de mayor grosor y tamaño que correspondía a la parte central (…) Durante todo el proceso de fabricación, las cortezas se mantenían húmedas y eran ablandadas al fuego, para darles la curvatura necesaria. El ensamblado de las partes lo hacían a través de costuras utilizando fibras sacadas de los troncos jóvenes de ñires. Los maderos que van en los bordes y las ocho o diez varas transversales, están hechas del árbol llamado leña dura, las que unían con barbas de ballena (Museo Nacional de la Historia Natural de Chile. Los yámana  y su canoa).
Una vez terminada la canoa, la calafateaban con una mezcla de cortezas, raicillas y una tierra compacta y viscosa que embutían en las juntas. En su interior colocaban una serie de maderos curvados denominados cuadernas y trozos de corteza en la parte central.
Esta canoa tenía siete secciones: la proa, donde ubicaban los utensilios para la pesca; en la segunda sección iba la esposa, quien era la encargada de remar; en la tercera se instalaban los niños y perros, y el fuego para cocinar; en la cuarta iba el balde con agua potable; la quinta sección era para el descanso del hombre; en la siguiente, la compañera de la esposa que también remaba y en la séptima guardaban los implementos que no cabían en la proa y cueros de lobo, leña, canastos, entre otros, que eran los elementos necesarios para acampar.

Autor : Bernardo Veksler
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