Buscan rescatar objetos de un naufragio y encuentran oro
EL 23 DE JUNIO DE 1885

Buscan rescatar objetos de un naufragio y encuentran oro

23/06/2020
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os empleados del portugués José Nogueira, ante el naufragio del buque ‘Artique’ en el estrecho de Magallanes, se instalan en la costa continental para recolectar los elementos de valor de los restos del navío siniestrado. Mientras estaban en esa búsqueda, uno de los trabajadores, un tehuelche de nombre Lukacho, encuentra pepitas de oro en las arenas de la playa.
El hecho no sólo conmocionó al personal de Nogueira, dado que al regresar a Punta Arenas la noticia circuló rápidamente y, en poco tiempo, los vecinos de la capital magallánica primero, y aventureros extranjeros después, establecieron campamentos en la costa norte del estrecho para inaugurar la ‘Fiebre del oro’ austral.
Centenares de individuos se convirtieron en lavadores de arenas –también llamados pirquineros–, recolectando lo que encontraban y cambiándolo por alcohol y prostitutas en los tugurios de Punta Arenas.
La presencia aurífera tuvo una nueva confirmación en la parte chilena de la isla y más tarde en las playas de algunas islas del Beagle y bahía Sloggett. Esta sucesión de acontecimientos produjo la afluencia de centenares de buscadores de oro, ansiosos de hacer rápida fortuna.
A este proceso se sumó Julio Popper, quien advirtió que las playas contenían minúsculas partículas de oro de origen aluvial y dedujo que en la zona de El Páramo debería haber una cantidad interesante del metal. Con ese fin diseñó una maquina que le permitió lavar cantidades infinitamente superiores de las que podían procesar los oreros artesanales. De esta manera, en pocos años pudo recoger cantidades importantes de oro y construir su efímero imperio en la bahía de San Sebastián.
Del oro extraído en las costas continentales no hay muchos registros. Sí se sabe que Tierra del Fuego produjo, de 1881 a 1901, unos 5 mil kilogramos de oro registrado. De ellos, 170 fueron a la Casa de la Moneda argentina, 90 a Hamburgo, vía Chile, y el resto se perdió en el pase de mano en mano que, al menos en la Patagonia, no produjo ningún nuevo millonario.
De los centenares de aventureros que llegaron a las costas fueguinas, muy pocos pudieron hacer fortuna. La gran mayoría sufrió las inclemencias del tiempo y muy poco rendimiento, abandonando en poco tiempo la experiencia.     
Pero fue suficiente para comenzar a desquiciar a los pueblos originarios, introduciendo a los hombres en el alcoholismo y a las mujeres en la prostitución.

Autor : Bernardo Veksler
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