Se inician enfrentamientos abiertos entre selk´nam y los Braun
EL 1 DE JULIO DE 1894

Se inician enfrentamientos abiertos entre selk´nam y los Braun

01/07/2020
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lrededor de esta fecha se inician los enfrentamientos entre los “chonkóiuka-selknam y el personal de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego” (Mateo Martinic B. La Tierra del los Fuegos).
A fines de 1893, “la flamante Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF) dio comienzo (…) a los trabajos de poblamiento de los campos que le pertenecían, con la actividad personal de Mauricio Braun designado director-gerente de la compañía, el único hombre de agallas en verdad que había en Magallanes capaz de asumir la nada fácil empresa de la colonización en vasta escala”.
Braun se aprestó para consumar su ambición: “Cuando decía a alguien que pensaba tener 8.000 ovejas sobre el terreno en abril me creían un loco (…) ahora resta vigilar que todo marche bien en este invierno e impedir que los indios nos den algún malón”.
La ocupación de los espacios vitales de los nativos fueguinos llevó a estos a predecibles roces con los forasteros que se disponían a alambrar sus tierras, poblarlas con ovejas y a defenderlas a sangre y fuego.
Los choques sangrientos se fueron haciendo más habituales y Braun reclamó con insistencia la colaboración del estado para erradicar a los nativos, mientras tanto, sus hombres armados repelían la simple aproximación a sus campos.
Ante las matanzas, los salesianos emprendieron la constitución de misiones para confinar a los sel´knam. En la isla Dawson comenzaron a concentrarse centenares de deportados.
En una reunión de José Fagnano y Maggiorino Borgatello con los ejecutivos de la SETF se “aprobó de enviar a Dawson a los salesianos a todos los indios de la Tierra del Fuego, para salvarlos del exterminio, concurriendo por su parte a los primeros gastos con la limosna de una libra esterlina por cada indio, una vez solamente para siempre” (Declaración de Borgatello ante la justicia. Alberto Harambour R. Revista La Roca N°4).
Así, “los sobrevivientes de las matanzas no sobrevivieron a la deportación (por las epidemias) y los sobrevivientes a la deportación se dispersaron perdiendo, tras sus tierras, sus idiomas. De las misiones, con todo, salieron muy pocos. Ni siquiera sus voces: no hay casi testimonio selknam de la experiencia misional (…) El reconocimiento del genocidio es una tarea pendiente. La reparación de los crímenes o el despojo radical, ha comenzado muy tarde y muy lento” (A. Harambour).

Autor : Bernardo Veksler
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