ste día, la policía de Tierra del Fuego inicia el prontuario de Bertha Auchard y de dos mujeres chilenas, Herminia y Luisa, para habilitarlas en su desempeño como prostitutas. En el caso de la primera, es registrada como de nacionalidad francesa y nacida el 18 de marzo de 1884, en una localidad del noroeste de Argelia, entonces colonia francesa. Se consigna que se dedica “a los quehaceres domésticos, lee y escribe y se declara soltera” (Jorge Castelli y Patricia Halvorsen. Esas mujeres).
Fue conocida como “La Bertha” y calificada por los pobladores de la aldea como la mujer que trajo la alegría a Ushuaia.
La Auchard se desempeñaba como regenta de un prostíbulo, labor que ya había cumplido en San Julián. Era considerada como “de agradable carácter, que hacía música y trataba bien a sus pupilas, que eran tres o cuatro”. Unos meses después de iniciado el prontuario, “se presenta ante la comisaría para dejar constancia de que no trabajará como prostituta, esta declaración fue hecha para ‘ser dueña de la prostitución’”.
Los autores no pudieron precisar el sitio del prostíbulo regenteado por “La Bertha”, pero determinaron que “los primeros prostíbulos en forma clandestina aparecen en la década del 20. Estaban casi todos nucleados en la calle San Martín, que en aquel entonces se llamaba Gob. Godoy… Siempre en la calle principal, había uno en la esquina de Sarmiento y otro en Piedrabuena y San Martín, había una casa de color verde, con muchos escalones pues el terreno era abrupto” (Testimonio de Julio Rodríguez, citado en Esas Mujeres).
En 1935, una denuncia dejó registrado que el prostíbulo que regenteaba estaba ubicado en “la manzana 16, solar 3”, calle “Gobernador Godoy esquina 12”. Para entonces, su domicilio particular estaba en avenida Maipú y calle 5. Sus actividades debían haber sido prósperas porque algunas de sus pupilas también se trasladaban a Río Grande y obtuvo una habilitación para el funcionamiento de un restaurante.
“Después de 17 años de actividad en Ushuaia”, se produjo el fallecimiento de La Bertha en agosto de 1943, debido a una “miocarditis crónica”.
Los vecinos, que consignaron su aporte de alegría al pueblo, tomaron en cuenta tal vez “su acento francés, la exquisitez de sus modales que algunos recalcan o, simplemente, su prolongada estadía en el pueblo lo que la coloca en ese destacado lugar en la memoria de sus habitantes” (op.cit.).
