Naufraga el buque ‘Duchess of Albany’ en caleta Policarpo
EL 13 DE JULIO DE 1893

Naufraga el buque ‘Duchess of Albany’ en caleta Policarpo

13/07/2020
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ste día, afectado por una intensa niebla, naufraga la fragata británica ‘Duchess of Albany’ en caleta Policarpo, en viaje hacia Valparaíso. Contaba con casco de hierro y sus dimensiones eran 77 metros de eslora, 12 de manga y 7 de calado, con una capacidad de desplazamiento de 1.793 toneladas brutas.
“La tripulación desciende y la siguiente mañana el capitán, oficiales y otros siete hombres prosiguieron en uno de los botes”, para arribar “a Bahia Thetis el 16 de julio. El resto de la tripulación se rehusó a ir en los botes, prefiriendo ir por tierra”. Cuando los náufragos llegaron al deshabitado edificio de la Subprefectura, luego de tres días de navegación, organizaron una expedición para “buscar a esos hombres, pero ellos solamente encontraron uno solo, que se había separado del resto” (Investigación de Oscar P. Zanola, citada por Carlos P. Vairo en Naufragios en el Cabo de Hornos…).
El buque ‘Golondrina’ llevó a Ushuaia “al capitán, dos oficiales y diez de los tripulantes”, que luego serían trasladados a Punta Arenas para regresar a Inglaterra. “Todavía faltaban dieciséis de los hombres”, informó John Lawrence desde la Misión Anglicana.  
Treinta y seis días después del siniestro “el vapor ‘Amadeo’ (propiedad de José Menéndez)  salió a buscarlos; además de intentar rescatar lo máximo posible”. Su capitán iba a solicitar, el 28 de agosto, al gobernador del Territorio que se haga “cargo de trece náufragos pertenecientes a la misma fragata”, que había rescatado.
Martín Gusinde narró en su libro sobre los selk´nam la versión de los nativos sobre el naufragio: “Durante la última ceremonia de Klóketen me contó Tenenesk lo siguiente: ‘… un barco fue arrojado por la tormenta (…) El barco se quebró en dos. Mucha gente pudo ponerse a salvo nadando hacia tierra. Nosotros les dimos carne, pues no tenían nada que comer. Al cabo de cuatro días llegó otro barco y todos los blancos se fueron con él. Sólo uno se quedó, un hombre joven, alto, de tez clara. Le gustaba estar entre nosotros (…) Desde entonces vivía con nosotros y aprendió a hablar nuestra lengua. Más tarde quiso tomar una esposa selk´nam. Nosotros lo apreciábamos y estábamos de acuerdo que eligiera aquí una mujer. Pero antes de ello debía ser primero un Klóketen”. Cumplió con el rito  “junto al Lago Fagnano” y varios días después “el blanco murió. Allí mismo lo enterramos. Había sido un hombre bueno”.  

Autor : Berrnardo Veksler
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