Capitán embustero y fantasioso navega hacia el confín austral
EL 17 DE JULIO DE 1822

Capitán embustero y fantasioso navega hacia el confín austral

17/07/2020
A

lrededor de esta fecha, zarpa del puerto de Nueva York la goleta mercante ‘Wasp’, al mando del capitán Benjamín Morrell, “marino experto y de reconocida capacidad”, con experiencia en la navegación de los mares antárticos. Pero, con una afición notable para inventar historias y fantasear sobre las experiencias vividas como marino.
Luego de hacer escala en Río de Janeiro, cabo Corrientes, Malvinas, isla de los Estados y Puerto Hambre navegó por el estrecho de Magallanes, “donde Morrell incurre en su descripción en los mayores despropósitos, de manera tal que justifica sin la más mínima duda el merecido renombre de mentiroso con el cual lo gratificaron sus mismos contemporáneos” (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur).
Buscando la salida al Pacífico, “asegura haberse detenido a la caída de la noche en Indian Sound, atraído por la presencia de numerosos nativos pescando a la luz de antorchas, procedentes de una aldea próxima cuya población estimó en dos mil personas de ambos sexos, amén de cuatrocientos perros”.
Mantuvo una relación muy cordial con los nativos e invitó “a varios de estos a bordo del Wasp, entre ellos al cacique de la tribu llamado Cheleule, quien una vez sentado a su mesa reveló un grado de timidez, y aun de delicadeza, que no es común en los caracteres salvajes, demostrando una acentuada curiosidad por todo cuanto lo rodeaba, como si quisiera comprender  la naturaleza, principios, causas y efectos de las cosas, lo cual lo indujo a pensar se hallaba frente a un filósofo indio”.
Según su relato, los nativos “se abstenían de ingerir carne de cerdo, detalle este sumamente importante, pues en su opinión venía a robustecer la hipótesis de que los indígenas descendían de las antiguas y desaparecidas tribus de Israel”.  
Al despedirse de Morrell, los nativos “le testimoniaron su gratitud entonando un coro o himno piadoso mientras señalaban al cielo, pudiendo percibir la palabra Setebos intercalada a menudo en el cántico, adivinando que la misma representaba la suprema deidad para aquellos”.
En su recorrida austral remontando la costa del Pacífico, encontró otra “aldea habitada por cuatro mil indios (…) formando un pueblo hospitalario, manso y laborioso”.
Sus caracterizaciones sobre los aborígenes las extendió hasta a “los nativos de las Sándwich”, cuestión que llevó a muchos aventureros de su país a viajar hacia esas despobladas islas.  

Autor : Bernardo Veksler
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