ste día, el agujero en la capa de ozono presente sobre la Antártida alcanza por primera vez a una ciudad: Punta Arenas. El fenómeno se prolongó durante varios días.
El investigador neocelandés Dean Peterson sostuvo que durante esos días el agujero “habría expuesto a sus residentes a elevados niveles de radiación ultravioleta. El experto advirtió que “el agujero podría afectar a otras localidades en Argentina, Sudáfrica, Australia o Nueva Zelanda” (Agencia Associated Press).
La merma de la capa de ozono sobre la Antártida y el Ártico es objeto de estudio porque podría afectar la vida en la Tierra.
La exposición a ese tipo de radiación puede ocasionar cáncer de la piel, afectar a la fauna y destruir las plantas que constituyen la base de la cadena alimenticia.
Se cree que las bajas temperaturas sin precedentes registradas ese año en la estratósfera han contribuido a la expansión del agujero durante la primavera del hemisferio austral.
La merma del ozono sobre la Antártida comienza en julio, cuando la luz solar desata reacciones químicas en el aire atrapado sobre el Polo Sur durante el invierno austral. Las reacciones se intensifican en agosto y septiembre antes de reducirse con el alza de las temperaturas a fines de noviembre o principios de diciembre, al comienzo del verano austral.
La elevación de las temperaturas antárticas reducen de manera significativa las dimensiones del agujero de cada año. A comienzos de octubre, el cambio térmico reduce la capacidad del cloruro y otros gases para destruir el ozono.
Sustancias de fabricación humana como los compuestos del cloruro utilizados en atomizadores, refrigerantes y otras aplicaciones industriales, y del bromuro, utilizado en sustancias para combatir incendios, son las principales causantes de la merma del ozono en la atmósfera.
El agujero en la capa protectora terrestre de los rayos ultravioletas, según datos de la agencia espacial norteamericana NASA, alcanzó a 29,3 millones de kilómetros cuadrados.
En general, los expertos afirman que el nivel de sustancias destructoras del ozono en la atmósfera ha bajado gracias al llamado Protocolo de Montreal, que compromete a los países firmantes a eliminar la producción y el uso de las sustancias perjudiciales para la capa de ese gas. Pero creen que una recuperación significativa de los niveles de ozono podría tardar por lo menos veinte años.
