Narran penurias de selk´nam secuestrados y llevados a París
EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 1890

Narran penurias de selk´nam secuestrados y llevados a París

15/09/2020
E

n una carta, fechada este día, que José María Beauvoir remite a su superior Miguel Rúa, el salesiano narra las desventuras de los selk´nam secuestrados para ser exhibidos en Europa por el comerciante Maurice Maitre. La primera escala de su penoso viaje fue la Exposición Internacional de París de 1889.
Beauvoir cuenta que se hizo padrino de un niño fueguino, se trataba del ‘ragazzo’ que  había estado “exhibiendo su bella figura en la Exposición de París”. El pobrecito, “después de haberle hecho un gran servicio a los curiosos de las cinco partes del mundo juntas”, había buscado los medios para regresar a su tierra. El cura lo había encontrado cuando volvía de Montevideo: “Viéndolo a bordo del vapor, me acerqué a él, le di algunas cositas y comenzó a ser mi amigo. Mientras tanto, supe de su secuestro, su transporte a Francia, la exhibición (…) y, por último, que fue embarcado en Liverpool…”
El salesiano dudó que pueda encontrar a sus padres, “pensé entonces quedármelo darle el bautismo y salvarlo. Mis maneras lo aleccionaron tanto que no podía separarse de mí un instante”.
En Punta Arenas fue instruido en un colegio, aprendió “algo de español y buenos modales”. No lograron enseñarle a leer, porque a los nativos “les parecía un castigo que les pusiéramos en las manos una cartilla o un cuaderno”. Tenía muy buen carácter, era alegre y se entretenía fácilmente con los de su edad, tal vez por eso logró que otros selk´nam se acercaran a la misión. Siempre demostró afecto por Beauvoir al punto que “cuando no podía acompañarme en alguna misión se deshacía en lágrimas”.
De los once que fueron arrancados de Tierra del Fuego, sólo cuatro pudieron regresar, después de un año de esclavitud en la capital francesa. Dos habían fallecido en el viaje, “otros dos murieron dentro de la jaula de hambre o tristeza o víctimas de los tormentos. Finalmente el niño que había quedado en Europa logró llegar a Montevideo donde el padre Beauvoir lo encontró y pudo regresarlo a su tierra (…) se trataba de Kalapacte o Calafate, el más pequeño del grupo secuestrado por Maitre y que al encontrarlo en el año 90, era un muchachito que rondaba los doce años”. Mantuvo ese vínculo durante catorce años, hasta “que aquel contacto con los blancos que había dejado su huella, acabó con su vida” (Norma Sosa. Revista Todo es Historia N° 524).

Autor : Bernardo Veksler
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