lrededor de esta fecha, Luis Neumayer comienza a organizar la primera exploración antártica argentina. Con ese fin, el 23 de noviembre hace una presentación ante el ministro del Interior, Eduardo Costa, para lograr la autorización de la iniciativa.
La solicitud planteó lo siguiente: “Que conociendo prácticamente las tierras al Sud de la Patagonia por haber efectuado extensos reconocimientos, y deseando hoy hacer extensivos sus trabajos a tierras de Grand (sic) inexploradas hasta el presente, solicito permiso para recorrerlas y explorarlas por mi sola cuenta”. Prometió “todos los detalles de mis estudios”.
Finalizó argumentando: Creo, Señor Ministro, que no siendo una erogación para el erario las exploraciones que deseo hacer, e importando por otra parte conveniencias políticas y económicas para la Nación, al explorar las costas del Atlántico, más cuanto que por la cuestión de límites con Chile y la posesión que puedan tomar otras naciones, conviene bajo el punto de vista patriótico, también que se conozcan todas esas tierras bajo el amparo de la bandera a que pertenecen; por otra parte esas extensas zonas desconocidas e inexploradas pueden dar lugar en lo sucesivo a una fuente de recursos para el Estado, y es menester hacerlas conocer para que los capitales y la inmigración encuentren algo trillado ese bastísimo (sic) campo de acción y de trabajo” (Ernesto J. Fitte. Revista Antártida N° 4, mayo de 1974).
Al recibir el texto, el ministro solicitó la opinión del jefe del Estado Mayor de la Armada, contralmirante Daniel de Solier, quien respondió: que además de compartir las ventajas de la exploración señaladas por Neumayer, afirmó que “sería al mismo tiempo un acto de soberanía sobre esas tierras cuya posesión nos corresponde por su situación geográfica. De esta manera, nos adelantaríamos pacíficamente a cualquier toma de posesión que ulteriormente pudiera ser realizada por el extranjero”.
Con este aval y las opiniones favorables del perito a cargo de la delimitación fronteriza con Chile y del Procurador del Tesoro, el presidente de la Nación Luis Sáenz Peña, el 29 de diciembre, firmó la resolución que autorizó la exploración, que comprometía a Neumayer a presentar “un informe detallado sobre los estudios y observaciones verificados”.
Así se consumó el primer antecedente de afirmación argentina de la soberanía sobre el territorio antártico.
