Por una prohibición no tan extrema
Legislatura - Salmonicultura

Por una prohibición no tan extrema

En la comisión de Recursos Naturales hubo unánime rechazo a la producción industrial de salmónidos en el Canal Beagle, pero se planteó habilitar la actividad a escala reducida en tierra.
03/12/2020
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a propuesta del bloque del MPF de prohibir “la instalación en ámbitos territoriales, lacustres o marítimos de criaderos o establecimientos de procesamiento de salmones”, como así también “toda explotación industrial o comercial surgida de la piscicultura de especies ictícolas salmónidas, bajo cualquier modalidad” quedó prácticamente descartada durante la reunión de la Comisión de Recursos Naturales. Si bien hubo acuerdo generalizado en el rechazo a  la salmonicultura a escala industrial, la mayoría de los expositores invitados coincidieron en la factibilidad de desarrollar esa actividad en tierra bajo el sistema RAS (recirculación para Acuicultura) Incluso, algunos de ellos, plantearon la posibilidad de contemplar la cría en jaulas en el Canal Beagle con una escala de producción que resulte compatible con la preservación del medioambiente, pero esta propuesta fue rechazada de plano por las organizaciones ambientalista que sostuvieron un cerrado no a la cría en jaulas de especies exóticas, cualquiera sea su volumen de producción, en las aguas del Canal.
A partir de los planteos escuchados quedó en evidencia la necesidad de seguir trabajando en el mejoramiento del proyecto de ley, de manera tal de alcanzar un texto consensuado que habilite la cría de trucha arco iris en tierra, bajo el sistema RAS o similar, y contemple la actividad ya existente en la zona, que produce en tierra bajo un sistema de circulación abierta de agua.
El legislador Villegas, uno de los autores de la iniciativa, reconoció que al momento de presentar el proyecto “sabíamos que debía ser mejorado”, pero que plantearon la prohibición absoluta “con la picardía de generar este debate que hoy estamos teniendo”.
Entre los expositores convocados  se contaban representantes de Greenpeace, de otras organizaciones ambientalistas nacionales y locales, referentes locales del colectivo “no a las salmoneras en Tierra del Fuego”, científicos, funcionarios de las áreas de industria y pesca, y el propietario del único establecimiento dedicado hoy a la cría de trucha arco iris en la zona de Almanza.
Estefanía González, coordinadora de océanos de Greenpeace, brindó una detallado de la nefasta experiencia que vivió Chile con la industria de la salmonicultura, por los impactos negativos que generó en materia ambiental y social. Llamó a que en Tierra del Fuego no se repita esa experiencia, y alertó sobre el riesgo de autorizar la salmonicultura de especies exóticas en el Canal Beagle, más allá de la escala de producción del emprendimiento. Afirmó que el mayor problema ambiental en Chile se produjo a partir del funcionamiento de emprendimientos de baja escala, de no más de 1000 toneladas de producción anual.  Esta postura fue avalada por Nancy Fernández, de Manekenk, al señalar que “no es un problema de escala, el problema es dónde; que es el Canal Beagle”. Si bien inicialmente sostuvo que no debía descartarse la “producción a pequeña escala local”, luego planteó reparos sobre habilitar la producción en tierra de trucha arco iris. “Hace unos meses atrás, en el Consejo Provincial de Medio Ambiente declaramos la trucha como especie exótica invasora, y permitir como excepción la cría de una especie exótica va en contra de otras leyes” apuntó.   
En representación del Ejecutivo, el secretario de Industria planteó la total oposición “al modelo extractivista, que busca maximizar ganancias, genera poco empleo y es altamente contaminante” y abogó por una “estrategia productiva que esté vinculada armoniosamente con la preservación del  patrimonio ambiental y que deje un beneficio social”. En ese marco planteó la conveniencia de avanzar en una legislación sustentable que no cierre absolutamente la puerta a “la producción de salmónidos de manera off shore (en aguas profundas) o en tierra, no pueden descartarse de plano esas posibilidades como tampoco la de sistema multitróficos”, sostuvo Juan Ignacio García.
El Biólogo Marino Gustavo Lowrich, investigador del CADIC- CONICET con 30 años  de trabajo en el Canal Beagle- e integrante del colectivo contra las salmoneras, reafirmó, a título personal, un rotundo “no a la salmonicultura industrial”, pero dijo que “la prohibición total debería ser matizada para salvaguardar la producción de la trucha arco iris, que es parte del patrimonio económico y cultural de la provincia, tanto desde la parte de la pesca deportiva como en emprendimientos productivos”. Planteó también que la ley debería “considerar una escala de producción compatible con el medioambiente para contemplar a las Pymes locales y considerar la acuicultura en tierra”, en todos los casos bajo “monitoreo ambiental”. Lino Adillón, Chef y otra de las caras visibles del colectivo contra las salmoneras,  apuntó que “no podemos comprar a Europa  un modelo de producción que ha fracasado tanto en Europa y como en Estados Unidos y que ya se ha prohibido en varios países”, pero se manifestó de “acuerdo con la producción en tierra”.
Por su parte, Fabián Valdez, único productor de trucha arco iris de la provincia, también se mostró contrario a la “salmonicultura a escala industrial y de producción intensiva con jaulas en el canal Beagle”, pero alertó que “si la ley sale como está, con la prohibición absoluta de toda la salmonicultura, no podría seguir produciendo e incluso habría que desarmar la estación de piscicultura del Río Olivia”, donde el Gobierno cría las truchas para su posterior siembra en los ríos de la provincia.
Refirió que su producción es de unas 20 toneladas anuales que se destina a  restaurantes, hoteles y cruceros, en muy bajo volumen a supermercados “y con mucha demanda insatisfecha”.

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