ste día, se promulga el decreto 3472, que determina la instalación de un destacamento policial en el lote nº 88, sobre la margen oriental del lago Fagnano, para tal fin se asignan dos mil hectáreas. Apoyándose en esta norma, la Gobernación Marítima procedió a desalojar a Luis Garibaldi Honten, quien habitaba en el lote nº 89, que formaba parte de la reserva de tierras para los sobrevivientes de los primitivos habitantes fueguinos, según un decreto del Poder Ejecutivo Nacional de 1925.
Por ese motivo, la víctima de esa arbitraria medida se dirige, el 20 de febrero de 1957, al entonces presidente de facto general Pedro Eugenio Aramburu “en nombre de los demás aborígenes y en mío propio, a consecuencia de que siempre fuimos víctimas de atropellos (…) para pedirle a V.E. que ordene se me devuelva no totalmente lo que antes ocupaba, dejando libre las 2.000 hectáreas, que ocupa el destacamento de policía de ese lugar y la Fábrica de madera terciada. La ubicación de esta no ha dejado de molestar a otros nativos que viven en esa zona”.
En otro párrafo de la carta, Garibaldi recuerda que “hombres constituidos de buena voluntad nos decretaron una superficie de tierra para nuestras concentraciones en una zona de tierra inferior por Decreto del 29 de julio de 1925, expediente N° 7018. T-1925 los lotes N° 89, 90, 91 y 92 al Este del lago Fagnano”.
Luego relata que se había instalado “En una superficie de 2.500 hectáreas” en función de esa disposición, “donde me dedique a la crianza ovina, donde construí mis viviendas, donde viví muchos años de sacrificios y de donde la Gobernación Marítima me ha obligado a desalojar, posiblemente creyendo que el suscripto ocupaba el lote N° 88 y no el 89 donde realmente estaba ubicado, no se han querido tomarse la molestia de comprobar que yo, estaba ubicado dentro de la zona de la reserva para la familia indígena”.
Garibaldi explica que el lote N° 88 “se encuentra totalmente desocupado como el lote N° 87”.
La respuesta a esta carta nunca se recibió. Los nativos y sus descendientes siguieron esperando para contar con el reconocimiento efectivo de sus derechos sobre las tierras de las que fueron desalojados violentamente por los que ocuparon su territorio ancestral. Debieron esperar más de medio siglo para poder legitimar la posesión de la reserva de Tolhuin.
