Chapman inicia segunda etapa de su expedición hacia Moat
EL 1 DE FEBRERO DE 1970

Chapman inicia segunda etapa de su expedición hacia Moat

01/02/2021
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ste día, la antropóloga Anne Chapman inicia la segunda parte de su incursión por el Este fueguino, partiendo de la estancia Irigoyen, con la compañía de Armando Calderón y el administrador de la estancia Policarpo Ruperto Oyarzún.
El periplo había comenzado cuatro días antes, desde la cabecera del lago Fagnano. La primera etapa la había efectuado con Calderón –descendiente de yámana, hijo de Agustín Clemente- y Celestino Varela –hijo de Enriqueta Varela de Santín-, quien se reencontraría con el grupo en la estancia Policarpo.
Dos días después llegaron a Caleta Falsa. Les demandó un día más arribar a Policarpo, “subiendo y bajando por la angosta costa para esquivar las altas barrancas  (…) Oyarzún sabía cómo evitar ser atrapado (y ahogado) por una marea alta cuando ésta golpeaba las paredes de las barrancas. El jinete que hace caso omiso de los tiempos de las mareas y de las dificultades de la topografía costera pone en riesgo su vida” (Anne Chapman. Fin de un mundo).
Los caballos “sabían cómo atravesar con pasos livianos los turbales, aunque solían hundirse hasta las rodillas y llegaban a desesperarse, echando espuma por la boca. Cuando logran salir, tambaleándose con cada paso, nuevamente se hundían hasta que por fin alcanzan suelo firme; entonces corrían acaloradamente, siendo detenidos por el tropiezo y la caída al suelo de parte de la montura, que se enredaba en la espesa vegetación. Los caballos cruzaron los ríos nadando sin problemas…”
En Policarpo permanecieron dos semanas hasta que llegó Varela.
En ese camino, Chapman apreció “lo que pudo haber significado para los haush el habitar esta región: los bosques, las malezas, los turbales, lo quebrado del interior y lo escarpado de las costas, compensados por acogedoras playas”.         
Uno de los problemas mayores con los que podían toparse eran las vacas y toros baguales. Ya sabían que, en caso de ser atacados, “uno debe correr hacia el árbol más cercano, y si no hay árbol cerca, tirarse al suelo boca abajo y quedarse así sin moverse”. Tuvieron suerte que los que se cruzaron en su camino no fueron agresivos.
Al llegar a destino, “calculamos que habíamos andado unos ciento treinta kilómetros en diez días para ir de Caleta Falsa (estancia Policarpo), sobre la costa atlántica, a la estancia Puerto Rancho, sobre la costa opuesta, cerca de la entrada del Canal Moat” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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