ste día, llega el primer rebaño de ovejas a la zona austral. Las desembarcan en Fuerte Bulnes y habían sido transportadas en la nave ‘Voladora’, en la que viajaba también “el primer gobernador” del asentamiento, el “sargento mayor Pedro Silva” (Rodolfo Cananor. Cronología Patagónica).
Las ovejas que comenzaron a trotar a orillas del estrecho de Magallanes habían llevado un curioso periplo. Silva fue a buscarlas a las Malvinas, pero habían sido introducidas en las islas desde Bahía Blanca.
Así comenzaron las primeras experiencias australes en el proceso de adaptación de la ganadería ovina, que, unas décadas después, desencadenaría un frenético proceso de ocupación y acaparamiento de las tierras patagónicas.
La instalación de Fuerte Bulnes fue una política colonizadora llevada adelante por el gobierno chileno, que tomó iniciativas para afirmar la posesión territorial. La expedición partió de Chiloé, a bordo de la goleta ‘Ancud’ y estuvo comandada por el capitán Juan Guillermos.
La embarcación arribó a Punta Santa Ana el 21 de septiembre de 1843 y allí comenzaron las tareas de construcción de la ciudadela. En las cercanías se encontraban las ruinas de la ciudad española del Rey Felipe, fundada por Pedro Sarmiento de Gamboa en el siglo XVI, y conocida posteriormente como Puerto del Hambre.
El 30 de octubre se inauguró Fuerte Bulnes y en la ceremonia se reafirmó la toma de “posesión del Estrecho de Magallanes y territorios adyacentes a nombre del Gobierno de Chile”.
El fuerte fue construido básicamente con rollizos de madera y champas de pasto y fue una acción providencial, dado que poco después arribó a la zona una expedición francesa, en la fragata de guerra a vapor a rueda ‘Le Phaéton’, que procuraba adjudicarse la soberanía sobre esos territorios.
Debido al clima inhóspito del lugar, no se pudo conformar una población numerosa y estable, por esa razón, cinco años después se dispuso la fundación, al norte de dicho fuerte, de la ciudad de Punta Arenas.
La mejor ubicación y la existencia de un puerto natural, le permitieron a la localidad magallánica alcanzar gran influencia en la zona. Esto se potenció con los primeros descubrimientos auríferos y la consiguiente llegada de cientos de aventureros, y, sobre todo, con la colonización ganadera que convirtió a la capital magallánica en la “Perla del Estrecho”.
