El ‘Espora’ de Piedrabuena naufraga en la isla de los Estados
EL 10 DE MARZO DE 1873

El ‘Espora’ de Piedrabuena naufraga en la isla de los Estados

10/03/2021
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ste día, próximo a la isla de los Estados, el pailebote ‘Espora’, comandado por Luis Piedrabuena, es sacudido por una fuerte tempestad que arranca los botes y quiebra  “el palo mayor, con su envoltura de velamen, jarcias y arboladura”, que cae “sobre la banda de babor (…) mientras los loberos, despavoridos, corrían sobre cubierta en busca de reparo” (Armando Braun Menéndez. El astillero en la tempestad).
Ante el inminente naufragio, los tripulantes se arrojaron al agua, mientras el casco chocaba contra las rocas.
Los ocho náufragos alcanzaron la playa de la bahía de las Nutrias, donde intentaron recuperarse del frío y la mojadura.
Tenían la misión de producir aceite a partir de los pingüinos. Ahora, debían resolver otras urgencias: habían perdido su barco en esa desolada isla y con escasas posibilidades de ser rescatados.
Comenzaron a recobrar algunos elementos del naufragio. Mientras algunos hombres se enfermaban.
En medio de tanta adversidad, Piedrabuena pergeñó el proyecto de construir un nuevo navío.
“Para realizar su intento tenía que bastarse con estas herramientas: una sierra grande, otra chica y un par de hachas de mango corto; no tendría otro material de construcción que el que pudiera hallar en el manchón de hayas que se extendía cercano, la mayor parte, semipodridas de humedad; en cuanto a la mano de obra, había que vérselas con los ocho tripulantes, varios de ellos inválidos por enfermos e inservibles, de antemano desanimados para todo esfuerzo, eternos protestadores a quienes el proyecto (…) les pareció locura impracticable”.
Piedrabuena pudo diseñar los planos en su mente. Seis días después del naufragio, logró presentar “la quilla de la nueva embarcación, que iba a medir doce metros de eslora, cuatro de manga y dos de puntal.  Al día siguiente se colocaron los codastes de popa y proa; y luego, mientras unos forjaban en la fragua improvisada los pernos, las duclas y los cáncamos, otros cortaban árboles, y aquellos más hábiles aserraban tablas o labraban las curvas y cuadernas” y daban forma al “tosco pero sólido casco de un cúter”.
Utilizaron  restos del ‘Espora’, como “el mástil, el velamen, las bombas, el estanque de agua, la cadena y el ancla rescatados del mar”.
El 11 de mayo botaron el nuevo buque, bautizado ‘Luisito’ por el hijo de Piedrabuena, que superó la prueba de navegar y pudo regresar, ante el asombre general, a Punta Arenas.

Autor : Bernardo Veksler
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