ste día, la Corte Internacional de la Haya archiva la demanda iniciada por el gobierno del Reino Unido, presentada el 21 de diciembre de 1954, por la cual pretendía que se obligue a la República Argentina “a cesar sus intervenciones dentro del área designada por las Cartas Patentes de 1908 y 1917” (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur)..
Ante la insólita petición británica, en julio de 1955, el gobierno argentino rechazó la competencia de la Corte Internacional al considerar que “la soberanía nacional no puede someterse a discusión, ni ser puesta en duda”. Ante la respuesta de Buenos Aires, la Corte dispuso el archivo de la demanda británica.
La Carta Patente del 21 de julio de 1908, emitida por la corona británica, estableció la extensión de su jurisdicción sobre el Atlántico Sur, fijando que, además del usurpado archipiélago de Malvinas, consideraba que su soberanía alcanzaba a las islas Georgias del Sur, Orcadas del Sur, Shetland, Sándwich del Sur, la Tierra de Graham (Antártida), la totalidad de Tierra del Fuego, parte de la provincia de Santa Cruz y de la región chilena de Magallanes.
El gobierno británico nunca fundamentó el arbitrario exabrupto ni dio alguna explicación al respecto, silenciosamente enmendó esa decisión nueve años después con una nueva Carta Patente Real, emitida el 28 de marzo de 1917.
El cambio operado en la orientación política durante el gobierno justicialista, sobre el Atlántico Sur y la Antártida, produjo cierta sorpresa en el Reino Unido y comenzó a ejercer un juego de presiones para imponer condiciones favorables a sus desmedidas pretensiones.
Pero, los vientos de cambio ya soplaban con fuerza desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y la política de descolonización ganó notable fuerza en el ámbito internacional.
El cambio del contexto “repercutía directamente en la fuerza de sus argumentos jurídicos e históricos respecto al tema de Malvinas (…) Esto comenzó a gestar una incomodidad manifiesta en vastos sectores de la política anglosajona, que empezaron a expresar dudas acerca de la validez de las pretensiones británicas al archipiélago. Se temía que la invasión de 1833 (…) pudiera ser vista como injustificada y que los títulos derivados de la conquista militar no fueran ya valederos” (Lowell S. Gustafson. The Sovereignty Dispute over the Falkland (Malvinas) Islands, citado por E.J. Fitte).
