eyendas como estas eran comunes encontrarlas en los chicles que comíamos en nuestra infancia y adolescencia. Por aquellos años, casi que no llamaba la atención y el desprecio hacia el otro, o la otra, estaba normalizado. Por suerte la condena y la conciencia social van desterrando estas ideas, y las futuras infancias estarán preservadas de estas cosas.