ste día, la antropóloga Anne Chapman expone sobre la situación de las mujeres en la sociedad selknam en el ‘Seminario sobre la situación de la investigación de las culturas indígenas en la Patagonia’, llevado a cabo en Madrid.
Chapman parte de considerar que es económico “todo lo que se refiere a cómo la sociedad se organiza para obtener, apropiar, producir y distribuir los medios materiales de vida (…) La estrategia empleada en la economía de subsistencia de la sociedad selk´nam es multifacética, ofrece una gama de opciones y requiere tanto la mano de obra femenina como la masculina, pese que aquella es relegada…” (Fin de un mundo. Los selknam de Tierra del Fuego).
Continúa Chapman: “Del análisis del modo de producción resulta que el carácter ‘simple’ de los instrumentos no se presta al desarrollo de jerarquías o desigualdades económicas, salvo la del predominio de los hombres sobre las mujeres. Había casi un monopolio, por parte de los hombres, de los medios de apropiación y de producción (tierra e instrumentos), lo que, tal como el carácter asimétrico de las relaciones de producción, que también favorece a los hombres, imprime su marca en la esfera política de la sociedad. Pero esto no se convierte en tiranía debido, en gran parte, al derecho de las mujeres, casadas, viudas o ‘divorciadas’, a conservar su pertenencia a sus dos linajes”.
Luego trata una cierta paradoja: “El ‘igualitarismo’ económico de la sociedad (falta de jefes, tierras y trabajo común, reparto e intercambio equitativo de los bienes), condicionado o mitigado por la inferioridad económica de las mujeres, surge como una consecuencia lógica y quizás inevitable de los modos de apropiación y de producción. Y esto no impide que la sociedad (en especial por lo que toca a los hombres) sea poderosamente competitiva e individualista (propiedad individual de las herramientas, disputas por las tierras)”.
La manifestación de esta situación en la superestructura social tenía “multitud de formas”, pero es “en la esfera económica (…) donde encontramos el ‘motor’, la dinámica de la sociedad”.
Concluye que se trataba de “una sociedad rígida a la vez que inquieta. Lejos de ser ‘simple’, como pretenden los exponentes de las teorías neo evolucionistas, ésta revela ser, como las sociedades australianas, más y más compleja en la medida en que aumentan nuestros conocimientos sobre ella” (op.cit.).
