ste día, sale a la calle el primer número del periódico ‘Nuevos Rumbos’, editado en el presidio, que al menos tuvo otras tres ediciones. “En su primer número decía que: ‘quizá es la primera vez que en una cárcel de América meridional se edita algo semejante’ y mencionaba la creación de la biblioteca del presidio. Salieron otros dos números en mayo, llenos de fervor patriótico” (Arnoldo Canclini. El periodismo en Tierra del Fuego).
El autor considera que quizá “Ushuaia fue la única ciudad argentina donde pudo darse el fenómeno de un género periodístico que hemos denominado ‘carcelario’, ya que su fuente de producción era el presidio que dominaba la vida local. Uno de los factores para su surgimiento fue el hecho de que contara con una imprenta, que no solo fue la primera, sino también la única durante cierto tiempo (…) detrás de esos esfuerzos (…) hubo algunas personas que se preocupaban por elevar el nivel de los presos y dar algo de variedad a sus monótonas vidas”.
Canclini constató la existencia de cuatro iniciativas periodísticas surgidas en el presidio. “Posiblemente, el más importante fue ‘El Eco’, que vio la luz el 15 de marzo de 1931”. Se trataba de “un periódico de dos hojas, dedicado exclusivamente a la publicación de las producciones de los penados, bajo la dirección del director de la escuela local, señor José Reynoso. Ocasionó una verdadera fiebre de producir. A tal número llegaron los originales, que hubo de prohibirse toda nueva colaboración literaria” (Aníbal del Ré. Ushuaia. El presidio maldito. Citado por Canclini).
Los artículos eran generados por los presos. Uno de ellos, Octavio S. Pico escribió sobre el naufragio del ‘Monte Cervantes’. Allí relató que “las víctimas del siniestro no solo fueron recogidas en las casas de los pobladores sino que (…) los presos donaron la mitad de sus raciones para alimentarlos”.
También, existió un “periódico manuscrito e ilustrado en colores ‘El Inflador’, redactado por los reclusos. Se presentaba como ‘Órgano de la Barra de Amigos de la Cultura Física’. Reemplazaba a otro periódico semejante, ‘El Loro’. De este dice un portal turístico, sin aclarar fuente: que se trataba de una hoja manuscrita que a veces tenía una tirada de un solo ejemplar que circulaba de mano en mano. La censura era perfecta, así que su contenido fue meramente deportivo, con algo de poesía” (op.cit.).
