pesar de las campañas estatales de concientización sobre una tenencia responsable, de acciones de vacunación, chipeo y castración, y del trabajo del voluntariado, es habitual ver perros sueltos por toda la ciudad. Y cuando se produce algún incidente la culpa termina siendo de los “chichos”. Pero la culpa no es del perro, sino del irresponsable que lo deja suelto.