n una carta, fechada este día, desde la Secretaría de la Gobernación se responde a un vecino de Carmen de Patagones que solicitaba la entrega de dos niñas mapuches.
El vecino le había hecho el pedido por escrito: “Amigo Roa, necesito que me haga el servicio de separarme dos ‘chinitas’ buenas de las que trae y que ya el General (Lorenzo) Vintter (gobernador de la Patagonia en 1882) sabe sobre esto, y le agradecería si pudiera mandármelas en la primera oportunidad, estas chinitas son para mi familia” (Enrique Camino. Diario Río Negro, 23/11/2019).
El militar “había comandado el batallón que se enfrentó en 1883 y 1884 con la comunidad mapuche (…) y era jefe de la expedición militar de Valcheta”.
En Patagones, “después de la Campaña al Desierto, las familias acomodadas se repartían los niños de pueblos originarios. Sus padres habían sido diezmados a tiros de fusiles Remington y los sobrevivientes, enviados a confinamiento. A los pequeños hijos de los vencidos, los llevaban a casas lujosas o grandes campos para que hagan tareas de servidumbre sin posibilidades de ir a la escuela, ni integrarse a la sociedad”.
El acceso a esta información fue posible gracias a la revisión de archivos realizada en el Museo Histórico Ema Nozzi de Carmen de Patagones, que expuso el destino de “criaturas que, habiendo sido apresadas durante el operativo militar (1878-1885), fueron destinadas a esa villa portuaria por tratarse del centro urbano más importante hasta el estrecho de Magallanes y asignadas a la servidumbre doméstica o rural”.
La investigación de los historiadores Jorge Bustos y Leonardo Dam, demostró que era habitual solicitar ‘chinitos’ o ‘chinitas’ de tal o cual edad por parte de vecinos. A estas familias se los entregaban sin mediar compromiso de su parte”.
El padrón extraído indica la existencia de 104 niños indígenas distribuidos entre los vecinos de una población que no alcanzaba a los 2.000 habitantes.
Bustos señaló que si bien hay “muchas fuentes cruzadas” se llegó a la conclusión de la existencia de “un botín de guerra”, al acceder a cartas de vecinos.
Como ejemplo, en la casa de un intendente de Viedma a mediados de 1880 había seis niños que no eran hijos suyos, cinco de los cuales tenían edad escolar. Entre éstos, tres figuran como argentinos y dos como indias. Los argentinos concurren a la escuela, pero no lo hacen las dos “indias” que además no saben leer (op.cit.).
