lrededor de esta fecha, un peón de una estancia chilena encuentra una tibia humana más grande de lo habitual, cuestión que es vinculada con la descripción realizada por Antonio Pigafetta, en el diario de la expedición de Hernando de Magallanes, del encuentro que tuvieron con nativos gigantes y que dio nombre a la región por las dimensiones de sus piernas.
“Esta extraordinaria historia, generalmente desechada como fantasía, tiene un posible enlace con el túmulo funerario descubierto en la Estancia ‘Guido’, cerca de las Torres del Paine, (…) por el chilote-tehuelche José Hueichatureo Chicuy. Había una tibia humana, bien conservada, de un tamaño muy superior a las normales. El hecho se registró en la policía y se invitó a periodistas de Punta Arenas. Este hueso, junto a los demás restos, databa de sólo 500 años; es decir, casi contemporáneos de los personajes vistos y tocados por Pigafetta y Hernando de Magallanes” (Hernán Ortega Parada y Annabella Brüning Lalut. Aisén. Panorama histórico y cultural de la XI Región).
La expedición de Magallanes se proponía encontrar un paso hacia el recientemente descubierto océano Pacífico. Así llegó al estrecho que lleva su nombre, lo navegó y desembocó en el océano buscado, para continuar su viaje hacia las islas Molucas (Indonesia), atraídos por los indicios de que contaba con grandes reservas de especias, maderas y perlas.
Su secretario era “el noble y muy ilustrado italiano” Pigafetta, quien fue reflejando las vicisitudes del viaje.
Las cinco naves se detuvieron en “la costa oriental del continente (“49 grados y 30 minutos de latitud sur”), probablemente en la Bahía de San Julián o en la desembocadura del Río Santa Cruz. En ese lugar tuvieron contacto con indígenas de enorme porte. Toda la escena está sencilla y pulcramente descrita por Pigafetta. Después de trabar amistad con un grupo de estos gigantes (de más de dos metros.), intentaron en vano retener con grilletes a un par de ellos (…) La descripción de vestimentas, pinturas y modo de ser de estos patagones coincide absolutamente con la que tendremos más delante de los tehuelches, producto de otros testimonios” (op.cit.).
La presencia de estos “gigantes” derivó en innumerables especulaciones y posturas sobre este encuentro entre europeos y nativos australes, y sobre la existencia de esos individuos de gran talla, del que existen escasos registros constatados.
