ste día, un acuerdo de ministros de la Nación dicta una resolución que dispone las medidas necesarias para la instalación de alumbrado eléctrico en los establecimientos públicos de Ushuaia.
Comienzan los trabajos para el tendido del cableado utilizando “como generador a máquinas del aserradero. El primer circuito fue inaugurado el 10 de mayo de 1904” (Arnoldo Canclini. Ushuaia 1884-1984).
En el informe de gestión de comienzos de 1910 - que lleva las firmas de Manuel Fernández Valdés y Francisco Cubas-, se retrata el balance del primer lustro del gobierno de Valdés. Allí, se consideró que “las condiciones atmosféricas y meteorológicas de esta localidad, no permiten usar otro alumbrado que el eléctrico, y en vista de que podía hacerse una instalación económica mediante la provisión de material ofrecido por el Ministro de Marina, se autorizó a esta Gobernación para invertir dos mil pesos en la compra de los conductores necesarios para el alumbrado de los establecimientos públicos (…) Con esos elementos se efectuó la instalación eléctrica aprovechando la caldera y el motor de la Cárcel de Reincidentes; pero desgraciadamente el dínamo muy usado, cedido por el Ministerio de Marina, se inutilizó a los tres años y desde entonces no ha sido posible adquirir otro. Ha habido pues que volver al alumbrado a kerosene con todos sus inconvenientes (…) El único establecimiento alumbrado eléctricamente es ahora el Presidio y Cárcel de Reincidentes que tiene su instalación propia”.
En 1926 se registró un intercambio de notas entre el órgano municipal y la Gobernación “a fin de reglamentar el servicio de alumbrado, ya que la cárcel suministraría corriente eléctrica a la ciudad”.
En esos tiempos la provisión de agua se realizaba “por medio de canaletas de madera que la toman de los numerosos chorrillos que bajan de las montañas y desembocan en la Bahía”.
Otra referencia al estado de los servicios públicos se efectúa una década después, cuando, “a pesar de la falta de recursos, la Comisión de Fomento de Ushuaia ha desarrollado una actividad agitada dedicándose a la mejor provisión de agua, arreglos edilicios e higienización general del Municipio”. Para entonces, “los pobladores no contaban con desagües adecuados que canalizaran las aguas servidas. Se valían de chorrillos como depósitos de las mismas o bien emplazaban sus baños cerca de ellos” (op.cit.).
