Llega a Ushuaia ‘La Coca’, la organizadora de ‘La Escuelita’
EL 29 DE SEPTIEMBRE DE 1947

Llega a Ushuaia ‘La Coca’, la organizadora de ‘La Escuelita’

29/09/2021
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ste día, llega a Ushuaia Carmen Egues, apodada ‘La Coca’, para “organizar la apertura de dos prostíbulos, uno en esa y otro en Río Grande. El mes siguiente elevó formalmente su pedido al Gobernador Marítimo, citando sus dos casas autorizadas hasta ese momento: una en Río Gallegos y la otra en Comodoro Rivadavía” (Jorge Castelli – Patricia Halvorsen. Esas mujeres. En la Patagonia austral).
El local comenzó a funcionar en De Loqui y Don Bosco y era conocido como ‘La Escuelita’. Para su construcción intervinieron catorce obreros.
En 1950, el gobernador autorizó un aumento de tarifas: “visitas $12; dormida $25 (…) 35 para civiles y personal contratado de la Armada”, los conscriptos tenían la tarifa reducida.
La prestigiosa psicoanalista Eva Giberti recordó una visita a Ushuaia, enviada por el Ministerio de Salud Pública del gobierno de Arturo Frondizi. Le llamó la atención que la única casa construida en cemento era ‘La Escuelita’, mientras que casi todas eran de madera. Al preguntar, le respondieron: “¡Ah… Esa es el prostíbulo! Pertenece a la Base Naval”.
“El prostíbulo se construyó en la zona destinada a los civiles. Se comprende: cuando llegaban los barcos al puerto de la región, las tripulaciones se lanzaban en romería hacia el prostíbulo y armaban las colas delante de su puerta, obligando a que la policía naval, bastones en mano, mantuviera el orden”.
Giberti pidió tomar contacto con las pupilas y compartió con ellas unos días. “Recién algunos años más tarde me di cuenta de que había ingresado y vivido en un núcleo de trata de personas (…) Sentada a una de las mesas, y tomando mate cocido junto a la madama, ingresé en la historia de la trata, que yo desconocía”.
Esa mujer le confesó: “Nosotras somos de la institución, pertenecemos a la Marina” y le relató un suceso donde se le había originado “una gruesa cicatriz que tenía del lado izquierdo del cuello, malamente suturada: ‘En una época quise escaparme… Me persiguieron y me obligaron a volver… Yo tengo una hija en Buenos Aires, la están educando en una escuela de monjas y quería escaparme de aquí para estar con ella… Pero me tiraron (…) Nosotras pertenecemos a la institución de la Marina. Pero aquí no vienen los oficiales. A veces piden que les mande a alguna de las chicas hasta la base. Ellos están tranquilos porque saben que les mando chicas sanas’” (Página 12, 4/8/2011).

Autor : Bernardo Veksler
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