ste día, nace Solveig Gunbjörg Jacobsen en Grytviken, isla San Pedro del archipiélago de las Georgias del Sur. La niña era hija de los noruegos Klara Olette y Fridthjof Jacobsen, empleado administrativo de la Compañía Argentina de Pesca.
Fue considerado como el primer nacimiento antártico, por error, dado que Grytviken se encuentra en la misma latitud que Ushuaia. El primer niño nacido en el continente blanco fue Emilio Marcos Palma, nacido el 7 de enero de 1978 en la base argentina Esperanza.
La Compañía Argentina de Pesca estaba conformada por capitales argentinos y su directorio lo componían Pedro Christophersen, Ernesto Tornquist y el sueco Carlos S. Larsen. Este había explorado el mar de Weddell desde 1892 e integró la expedición sueca de 1901, comandada por Otto Nordeskjöld. Luego se afincó en Buenos Aires.
La empresa se instaló en la bahía Cumberland, autorizada por las leyes argentinas, estableciendo un antecedente importante en materia de soberanía.
El salto en el desarrollo de la industria ballenera se dio a principios del siglo XX, con la incorporación del cañón arponero, que permitió aumentar la captura y disminuir los riesgos. Con esta tecnología, se capturaban las ballenas y se trasladaban hacia la costa, donde se las procesaba.
La isla San Pedro pasó a ser el centro operativo de la actividad. La producción fue en franco crecimiento. “En 1908 ya había tres factorías terrestres y una flotante (…) una argentina, dos o tres noruegas, una sudafricana y una o dos inglesas (dependía de las épocas), oscilaban en un total de cinco a siete hasta 1930. Las 195 ballenas del primer año se habían convertido en un total de 95.000” ((Laurio H. Destefani. Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur ante el conflicto con Gran Bretaña).
La gran demanda de aceite de cetáceos –utilizado para las luminarias de las grandes ciudades europeas y norteamericanas- provocó un aumento notable de los trabajadores ocupados en las Georgias. En las primeras décadas del siglo, en casi todas las temporadas el número de operarios rondaba el millar y hubo ocasiones en que llegó a casi duplicar esa cifra.
Grytviken era el centro más poblado dedicado a la actividad. Allí los trabajadores contaban con cine, biblioteca, clubes deportivos y culturales, proveeduría, etc. que permitían su entretenimiento.
La actividad se mantuvo hasta mediados de la década del sesenta.
