a decisión adoptada por el Banco Central de prohibir a la emisoras de tarjetas de crédito la venta de cuotas de pasajes al exterior y demás servicios turísticos en el extranjero ya comenzó a tener un impacto negativo concreto para la actividad turística en el país, y por ende también en Tierra del Fuego.
Angel Brisighelli, el presidente de la Cámara de Turismo de Tierra del Fuego y socio gerente de Rumbo Sur, señaló que el pasado viernes -día posterior a que el BCRA difundirá la Comunicación “A” 7407- la empresa emisores de Tarjetas de Crédito “le bloquearon a las agencias de viaje la venta en cuotas de todos sus servicios, incluida la venta de pasajes dentro del país”. Es decir, si desde fines de la semana pasada alguna persona que vive en Buenos Aires quiso comprar un paquete turístico a Ushuaia tuvo que hacerlo en un pago.
El inconveniente, explicó Brisighelli, radica en que cómo el BCRA “cargó la responsabilidad de cumplir la medida en las emisoras de Tarjetas de Crédito, y como las Tarjetas no saben qué es lo que el cliente compra en cuotas, suspendieron esa operatoria. Por ejemplo, cuando vas al supermercado y pagas la compra con tarjeta en cuotas, la empresa emisora sabe únicamente cuanto gastaste y en cuantas cuotas vas a pagarlo, pero no sabe si compraste alimentos, un electrodoméstico u otra cosa. De la misma manera, cuando pagas con tarjeta en cuotas en una agencia de viajes, la tarjeta no sabe si compraste un pasaje a Roma, Miami, Buzios o a Ushuaia”.
El titular de la Cámara de Turismo sostuvo que ese no es el único efecto negativo que tendrá la medida del BCRA. “A nivel Provincia vamos a tener dos situaciones distintas. Para las agencias de viaje de Río Grande, que se dedican mayoritariamente al turismo emisivo, esto les va a generar una caída de venta de pasajes, ya que muchas personas que tenían pensado, por ejemplo, irse unos días de vacaciones a Brasil, ven ahora complicada la posibilidad de financiar ese gasto”. En tanto, en Ushuaia el impacto será doble. Por ser un destino de turismo receptivo se enfrenta la posibilidad cierta de enfrentar una caída tanto del turismo nacional como del internacional. En el caso del nacional por el tema de la financiación y en el internacional por la potencial reducción de vuelos que lleguen al país. Según Brisighelli, este “efecto colateral, va a afectar a la actividad en general, porque si se restringe la venta de pasajes de argentinos al exterior, la líneas aéreas van a disminuir sus frecuencias con el país porque no les cierra la ecuación económica, vamos a perder conectividad con los principales mercados emisores internacionales, y eso van a impactar en el volumen de turismo receptivo y en el ingreso de divisas”.
Cómo para mensurar la importancia que tiene para la Argentina el turismo receptivo, Brisighelli precisó que en 2019 la actividad se ubicó en tercer en la generación de ingreso de divisas, por detrás del complejo sojero y del automotor. Agregó que “a nivel país, el turismo doméstico genera un 60% del movimiento pero un 30% de los ingresos, y el turismo internacional genera un 30% del movimiento pero un 60% de los ingresos y en divisas, por lo tanto el efecto va a ser muy grave” sobre todo los principales destinos receptivos de turismo internacional; Calafate, Puerto Iguazú, Ushuaia, Bariloche.
Si bien reconoció que hoy la Argentina resulta un destino barato para el turismo extranjero, dijo que a los inconvenientes que genera la ventana horario de 30 minutos que rige en Ezeiza para el arribo entre los aviones, que reduce la capacidad operativa de las líneas aéreas que traen gente al país; más el otorgamiento a “cuentas gotas” y las demoras en las autorizaciones de vuelos que genera una alta incertidumbre en el mercado, aerocomercial, a lo que “ahora se agrega está limitación para que los argentinos podamos viajar al exterior que va a implicar una obvia reducción de la operatoria aérea hacia al país”, va a ocasionar en el mediano plazo “un efecto negativo en el receptivo internacional”.