Un navío norteamericano destruye la capital de las Malvinas
EL 28 DE DICIEMBRE DE 1831

Un navío norteamericano destruye la capital de las Malvinas

28/12/2021
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ste día, la corbeta norteamericana ‘Lexington’, al mando de Silas Duncan, arriba a Puerto Soledad enarbolando la bandera francesa. Sólo después de anclar y preparar la tripulación para el desembarco, izó su bandera. Aprovechando la sorpresa, destruyen los bienes existentes y apresan a pobladores.
“Este acto de piratería, sin justificativo alguno y llevado a cabo de la manera más violenta y abusiva, provocó la protesta y las reclamaciones del gobierno argentino. Los Estados Unidos, sin embargo, no quisieron reconocer su error” ni “dieron las debidas satisfacciones ni la indemnización correspondiente a los daños ocasionados. No puede dejarse de recordar, con relación a este episodio, que si bien el gobierno norteamericano no quiso admitir los argumentos argentinos, la Corte Federal de Massachusetts resolvió que los actos de Silas Duncan eran ilegítimos. En un litigio en el cual se había invocado el incidente de la “Lexington”, esa corte resolvió: “que dicho funcionario no tenía derecho, sin una orden expresa de su Gobierno, a entrar en la territorialidad de un país en paz con los Estados Unidos y apoderarse de las propiedades allí encontradas, reclamadas por ciudadanos de los Estados Unidos” (José Luis Muñoz Azpiri. Historia completa de las Malvinas).
Esta intempestiva actitud fue una respuesta a la voluntad del gobernador de las Malvinas, Luis Vernet, de ejercer su autoridad ante la acción depredadora de los balleneros contra la fauna de las islas. En agosto de 1831 arrestó a tres buques norteamericanos por violar las leyes del país. En uno de esos barcos capturados, el ‘Harriet’, volvió a Buenos Aires para someter a su capitán a la justicia.
Intervino entonces el cónsul de los Estados Unidos, George W. Slacum, quien desconoció el derecho argentino a reglamentar la pesca en las Malvinas e instó al comandante de la ‘Lexington’ a defender con energía los intereses de los pescadores de su nación.
La arrogancia norteamericana desconocía que, en febrero de 1825, Gran Bretaña había firmado con la Argentina un tratado de amistad y comercio mediante el cual había reconocido la independencia de la nueva nación y, por consiguiente, la existencia de su espacio territorial de soberanía, que se manifestó en el nombramiento e instalación de autoridades.
Cabe consignar que, poco después, los propios británicos no tomarían en cuenta lo que habían firmado.

Autor : Bernardo Veksler
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