ste día, “Fernand Lahille (1861 – 1940) graduado en Francia en Ciencias Naturales y Medicina, (…) junto al botánico Nicolás Alboff (…) Emilio Beaufils y Carlos de Lahitte” desembarcan en Ushuaia e inician “sus observaciones de campo, comenzando por los bordes de la cadena Martial y siguiendo por la bahía Lapataia” (Carlos Baldassarre. Recortando las fotos de Lahille. Revista TEFROS. Diciembre 2009).
Lahille había sido “contratado por el Museo de Ciencias Naturales de La Plata para realizar estudios hidrobiológicos en las costas argentinas y a pedido del gobernador de Tierra del Fuego (Tte. Coronel D. Pedro Godoy) encabezó” esta expedición científica.
Por el mal tiempo, el propósito de recorrer Harberton, Slogget y San Sebastián se vio frustrado.
En abril retornaron a Buenos Aires, “luego de haber realizado estudios zoológicos y botánicos” y hacer mediciones antropométricas “a unos ochenta indígenas onas recluidos en Ushuaia”, que provenían de la zona de San Sebastián.
Lahille publicó sus conclusiones sobre la recorrida fueguina, en diversos materiales, en particular en ‘Materiaux pour servir a l´histoire des oonas. Indigenes de la Terre de Feu’, con un anexo con seis láminas fotográficas y una escueta explicación etnográfica, con cierto asombro por el contraste cultural.
En ellas, describió los atavíos de los nativos: “Los hombres y las mujeres tienen como vestimenta una simple piel de guanaco, que llevan sobre los hombros”. “Las indias, todas extremadamente púdicas, llevan además como vestimenta interior una segunda piel de guanaco, suspendida sobre el bajo vientre, como un pequeño delantal”. Dos bellos collares y brazaletes, fabricados con nácar (conchas) o con marfil (huesos pulidos), completan la serie de adornos femeninos. Los oonas no conocen la moda bárbara de agujerearse las orejas para colgarse trozos de vidrio, de metal o de carbón”.
Lahille destacó un objeto. “Esta mitra les sirve también como adorno los días de gran fiesta (…) que consiste en un pedazo triangular de piel extraída de la frente del guanaco y atado hacia atrás con tendón trenzado del mismo animal”, que distintos autores identificaron como “goochilh o kočel”.
En otro epígrafe apuntó: “Elegí a las otras tres mujeres, Aschte, Kintitchte, Ouetete, entre las más feas y las mas ancianas del grupo. Se trata de documentos que un pintor podría utilizar para representar las Tres Parcas” (op.cit.).