ste día, el sacerdote italiano Nicolás Mascardi es asesinado por nativos poyas, en las cercanías de las nacientes del río Deseado, contrarios a la realización de una cuarta expedición en pos de encontrar una fantástica ciudadela. Sus restos fueron rescatados por una expedición española y sus cenizas fueron depositadas en Concepción (Chile).
Había llegado a Chile en 1651 y “fue destinado a la misión de Buena Esperanza. Se familiarizó” con los pueblos originarios y “aprendió su lengua, llegando a dominarla plenamente (...) estuvo en las misiones de Chillán, Concepción, y por último en Chiloé”. Mascardi era, además, un avezado matemático y astrónomo (italianosenlapatagonia.blogspot.com/2011/03).
Terminó sus estudios de teología en su residencia chilena, justamente cuando se produjo la violenta sublevación de los mapuches, indignados por la violenta intromisión de los españoles en sus territorios, donde estos fueron derrotados.
Los relatos de náufragos y de algunos nativos fomentaron la creencia de la existencia de la Ciudad de los Césares, una urbe plagada de riquezas, creencia que perduró entre los españoles por muchos años.
Mascardi era el rector del monasterio de Castro, de la orden de San Ignacio de Loyola. Hasta allí llegaron noticias que lo obsesionaron sobre esa ciudad, “donde náufragos y desertores de las naves españolas llevaban una vida regalada”. Una expedición al mando de “Diego de Villarroel llevó a Chile muchos cautivos. Mascardi se interesó por ellos, entrando en contacto con la india Huenguelé, que sería esposa de un bravo cacique pehuenche. Esta, agradecida por los auxilios y consuelos que a los suyos prodigaba el sacerdote, le proporcionó informes subyugantes sobre la Ciudad de los Césares”.
Varios historiadores sostienen que Mascardi se encontraba “alucinado por la idea de conquistar para la fe a los habitantes de la ciudad que la leyenda ubicaba en un abra de la Cordillera. Realizó varios viajes, alcanzó las márgenes del Nahuel Huapi y en sucesivas exploraciones por el país alcanzó la costa atlántica. Habría sido, por lo tanto, el primer blanco que hizo el viaje por tierra entre ambos océanos”.
En 1670 instaló “una misión junto al lago Nahuel Huapi, y obtuvo mucho ascendiente sobre los indios, hasta que el cacique Antullanca”, impuso “su poder sobre las tribus poyuches” y “le dio muerte” (op.cit.).
Un lago lleva su nombre como homenaje.