Nace Cristina Calderón la superviviente del pueblo canoero
EL 24 DE MAYO DE 1928

Nace Cristina Calderón la superviviente del pueblo canoero

24/05/2022
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ste día, nace Cristina Calderón, superviviente del pueblo yámana, en la zona de Róbalo, a unos pocos kilómetros de Puerto Williams.
Nació en una choza típica de su etnia “mientras acontecía un gran temporal de nieve con vientos del sur. El nombre de Cristina se lo asignó su abuela Gertie”. Su linaje familiar forma “parte de los últimos clanes del pueblo yagán que practicó las ceremonias iniciáticas de esta cultura ancestral (...) Cristina Calderón y su hermana mayor Úrsula quedaron huérfanas de muy niñas. Su padre Juan Calderón falleció en 1931. Y tres años más tarde, también muere su madre (Carmen Harbán) cuando Cristina tan solo tenía cinco años” (Wikipedia).
A los quince años formó pareja con Felipe Garay con quien tuvo tres hijos. Tras su viudez, Cristina se juntó con "Lucho", de ascendencia selknam, y fueron a vivir a la estancia Harberton. Allí, nace otro hijo, que coincidió con la muerte de Lucho por una enfermedad pulmonar, en 1962. Dos años después formó pareja con Teodosio González.
Luego llegó a Villa Ukika y fue la primera pobladora de la aldea, a dos kilómetros de Puerto Williams.
Cristina tuvo 9 hijos, 14 nietos, y numerosos bisnietos.
La familia Calderón se ha preocupado de conservar la cultura yámana, difundiendo la lengua, cuentos y leyendas ancestrales de su pueblo y relatos sobre sus experiencias de vida y la de sus antepasados. Con su nieta Cristina Zárraga, han estado confeccionando un diccionario con terminología de la lengua y editaron una compilación de cuentos y leyendas canoeras, titulado ‘Hai Kur Mamašu Shis’ (Quiero contarte un cuento). Zárraga, en 2016, publicó en homenaje a su abuela: ‘Cristina Calderón: Memorias de mi abuela yagán’.
Su hija, Lidia González, trabajó como monitora en el Jardín Étnico de Villa Ukika enseñándoles a los niños a hablar en lengua yámana para que conserven sus tradiciones.
Hasta su reciente fallecimiento, conservó su cualidad de hablante nativa de su lengua y la última superviviente que alcanzó a vivir con los hábitos ancestrales canoeros, luego del deceso de su hermana Úrsula en 2003 y de Emelinda Acuña en 2005, que compartían esas vivencias.
Fue galardonada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes como ‘Tesoro Humano Vivo’, en el marco de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO. También, fue reconocida como hija Ilustre de Magallanes y Antártica Chilena.

Autor : Bernardo Veksler
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