ste día, el anarquista Kurt Wilckens es “asesinado en la cárcel de Caseros por Jorge Ernesto Millán Temperley, miembro de la Liga Patriótica Argentina y ex sargento de la policía de Santa Cruz” (Sylvia Saítta y Luis Alberto Romero. Página/12, 22/2/2006).
Al conocerse la noticia del crimen, la Federación Obrera (FORA) declaró un paro general, al que adhirieron otros gremios. “Al día siguiente, Kurt Wilckens fue sepultado por la policía en medio de grandes incidentes y la ciudad se paralizó hasta el 21 de junio”.
El diario “Crítica denunció el brutal asesinato y fue acusado por apología del crimen: su local fue allanado por orden judicial, se clausuró el archivo y fueron detenidos varios periodistas. Dos años después, el 9 de noviembre de 1925, en el Hospicio de las Mercedes, Millán Temperley murió después de una agresión producida por otro interno, Esteban Lucich, que actuó siguiendo las directivas del anarquista ruso Boris Wladimirovich”.
La indignación que sintió Wilckens, cuando se enteró de las matanzas consumadas por militares en Santa Cruz, lo llevó a planificar la venganza por esas centenares de víctimas y, el 25 de enero de 1923, perpetró un “atentado contra el teniente coronel Héctor B. Varela, responsable del fusilamiento de los peones en Santa Cruz, a finales de 1921. Luego de arrojarle una bomba de mano, le disparó con un revólver, pero las esquirlas lo hirieron en una pierna. Rodeado por la policía, se entregó pacíficamente”.
Los periodistas del diario Crítica pudieron entrevistarlo en su celda de la Penitenciaría Nacional. El reportaje fue publicado en un lugar destacado de la edición, resaltando: “inmediatamente después de habérsele levantado la incomunicación, nuestro repórter conversó veinte minutos con Wilckens. De los distintos careos, se deduce que Wilckens no tiene cómplices, como lo afirmó Crítica desde el primer momento”.
Wilckens había nacido en Alemania, en 1886. “En 1910 viajó a los Estados Unidos. Allí se conectó con grupos anarquistas con los que, en 1916, participó de la huelga general de mineros en Arizona. Fue detenido y deportado (…) a un campo de confinamiento”. Luego fue expulsado a su país y, en 1920, viajó a la Argentina. Recorrió el sur del país y, de nuevo en Buenos Aires, se conectó con los anarquistas locales (op.cit.).
Se desempeñaba como corresponsal de dos periódicos alemanes de esa tendencia.