Frío, hambre y miedo profundiza el desamparo de los selknam
EL 29 DE JUNIO DE 1895

Frío, hambre y miedo profundiza el desamparo de los selknam

29/06/2022
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lrededor de esta fecha, en la misión salesiana de Río Grande, se produce un acercamiento de familias selknam en busca de amparo, acosados por el miedo y el hambre.
“…llegaron muchos indios; pero acamparon a cierta distancia de la misión (...) pasamos por las chozas dando a todos galletas para poderlos contar y saber cuántos eran, pero los indios escondieron a varios de sus hijitos e hijitas (...) al cabo de un par de días los huéspedes se acercaron: hoy nos visitaron los indios, con excepción de niñas y niños, por temor -se ve- de que se los quitemos” (Crónica de las Hermanas de María Auxiliadora, citada por Romina Casali en ‘Contacto interétnico en el norte de Tierra del Fuego…’).
En pocos días, hechos similares dieron cuenta de la angustiosa situación de los fueguinos: “En el invierno de 1895, extremadamente duro, los indios (…) acosados por el frío y el hambre acudieron en el mes de julio a refugiarse en uno de los galpones de la Explotadora. El gerente dio aviso al Gobernador de estos 165 indios” (Aliaga Rojas, citado por Casali).
Simultáneamente, una carta del gobernador fueguino dirigida al ministro del Interior (fechada el 28-6-1895) informaba de que en San Sebastián “se han presentado a su comisaría unos cincuenta indígenas en la mayor indigencia, pidiendo el amparo de la Nación...”.
Estas dramáticas coincidencias se producían “como consecuencia de los maltratos recibidos de parte de los blancos, de la caza y asesinatos de los indígenas (...), demuestran gran temor cuando ven algún barco ingresar por los canales y parar en las playas habitadas por ellos; enseguida desaparecen como por encanto; es difícil ponerse en comunicación con ellos y cuando a ellos les parece que el acercamiento de los llegados es pacífico, se presentan solo los hombres y nunca las mujeres y los niños, porque varias veces estos y aquellas fueron robados por los blancos, por lo que tienen siempre la precaución de esconderlos (denuncia del salesiano Maggiorino Borgatello, citado por Casali).
Así como acudían a los establecimiento del norte fueguino, otros preferían refugiarse en el centro de la isla: “Los aborígenes casi no se apartan hoy de los alrededores del lago Fagnano, región boscosa y montañosa (...) donde encuentran todo lo que necesitan para vivir y sobre todo lugares no frecuentados por su enemigo el hombre blanco” (Carlos Gallardo, citado por R. Casali).

Autor : Bernardo Veksler
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