Recuerdan los días iniciales de primera escuela de Río Grande
13 DE JULIO DE 1975

Recuerdan los días iniciales de primera escuela de Río Grande

13/07/2022
E

n la edición de este mes, la revista Karukinka reproduce el testimonio del antiguo poblador de Río Grande Héctor Van Aken –publicado en el quincenario ‘Ciudad Nueva’- recordando a los primeros docentes de la Escuela N° 2 y el comienzo de su vida escolar.
“Siendo muy niño incursioné en la primera escuelita de Río Grande. Quedaron grabadas en mi memoria aquella casita de dos ambientes y la imagen del educador don Telmo Suárez que enseñaba a una concurrencia fundadora de siete u ocho alumnos, sentados en cajones de gasolina y con un pizarrón de madera pintada de negro. Lo sucedió doña Enriqueta García de García Borges, la primera educadora que tuvo Río Grande. Los dos hicieron historia en las aulas de la Escuela N° 2” (Karukinka N° 13).
“De Suárez no se tuvieron más noticias; de doña Enriqueta sí”. Pasados los años, Van Aken procuró tomar contacto con la docente y pudo localizarla en Buenos Aires, reencontrase con ella y reflejar los recuerdos que ella conservaba de esos días, que tuvo la precaución de grabar y algunas de sus respuestas fueron las siguientes: “Llegué a Tierra del Fuego en 1911. Estoy muy emocionada… Eres el primero que veo personalmente de aquellos chicos que parecían mis hijos… Ahora recibí noticias por correspondencia de Francisco Santomé y Francisco (Pachi) Bilbao… Época difícil… Cuando llegué no existía la escuela para la que había sido nombrada… Miguel Susic nos proporcionó una casita y allí colocamos los bancos y el pizarrón, mientras construían la nueva escuela”.
“Yo venía de Ushuaia con mi esposo Higinio, empleado del Ministerio de Agricultura y mis hijitos Julio y Carlos (…) En Río Grande, entre varones y niñas, llegué a atener 36 alumnos”.
“Yo deseaba ver una escuela propia en Río Grande y como no teníamos recursos recurrimos a los vecinos que fueron muy generosos. Se formó una Comisión Pro- escuela integrada por tu papá y los señores Bilbao, Scott y Chapestro. Recuerdo también a don Alejandro Menéndez que nos visitaba con frecuencia y nos ayudaba muchísimo, de quien no me olvidaré nunca. Nos daba todo lo que necesitábamos… luz, calefacción, carne -que recibíamos a diario- y juegos para los niños”
Su carrera docente continuó en la isla Martín García, después de “algunos años de servicios patagónicos me trasladaron a la Inspección General (seis años) y luego fui designada secretaria en General Roca en donde me jubilé” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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