echada este día, Ramón Lista remite una carta al ministro de Guerra y Marina, Benjamín Victorica, informándole sobre su incursión por el interior de la meseta patagónica.
El estado argentino comenzaba a dimensionar el territorio incorporado a su soberanía y la Patagonia era un espacio prácticamente inexplorado. Los primeros conocimientos se basaron en la información acopiada por los navegantes, los datos aportados por los nativos y la inmersión en la zona austral de Luis Piedra Buena.
“No obstante las múltiples exploraciones mediterráneas llevadas a cabo en la región que ocupan las hospitalarias tribus Tehuelches, los datos geográficos que a ella se refieren no son suficientes aún para dar una idea siquiera aproximada de los relieves orográficos y de la hidrografía del confín meridional de nuestro dilatado país. Desde que por primera vez en 1877, abordé en la costa de la Patagonia, propúseme buscar las nacientes de varios ríos y averiguar la existencia de algunas protuberancias continentales de la zona central, donde ningún viajero había penetrado hasta entonces; pero a pesar de mis frecuentes excursiones érame desconocida una gran parte del territorio hasta que, merced a la patriótica cooperación de V. E., he podido reunir en seis meses de labor muchos y nuevos datos científicos que tendré el honor de presentar al Superior Gobierno, conjuntamente con el plano geográfico ilustrativo del viaje” (Ramón Lista. Obras. Tomo I).
Al iniciar su exploración, Lista tenía dos cuestiones que abarcaban sus principales inquietudes: “el del verdadero desagüe o curso del Río ‘Valcheta’, y el de la discutida existencia del Río Deseado”.
“Es cosa sabida que los planos de nuestras costas marítimas hacen desembocar en el Golfo de San Matías, a la primera de esas arterias hidrográficas; pero los indios Araucanos y Tehuelches que en distintas épocas había interrogado al respecto, habíanme dicho era erróneo ese detalle cartográfico y que, por otra parte, el Valcheta no merecía la denominación de río que mal cuadra a un simple zanjón de carácter torrencial”.
Con respecto al Deseado, “la determinación de sus rumbos generales o accidentes correlativos eran totalmente ignorados, pues que sólo había sido reconocida esa corriente en su desembocadura por el célebre Darwin, Don Francisco P. Moreno y su más reciente por el Capitán don Antonio Onetto” (op.cit.).
