n decreto del Gobierno Nacional, fechado este día, aprueba los estatutos de la Sociedad Anónima Lavaderos de Oro de Tierra del Fuego, cuyo principal accionista es José Menéndez.
Esta empresa, habilitada en Buenos Aires, se radicó en la parte chilena de la isla y “explotó Mina Nueva, utilizando una draga a vapor construida por la Compañía Werf Conrad, de Haarlem, Holanda” (Mateo Martinic Beros. El fulgor aurífero de comienzos del siglo XX en Boquerón. Citado por David Guevara en Las dragas en el sector chileno).
Esta novedad tecnológica fue un intento de superar la explotación aurífera artesanal, utilizando el aporte mecánico de dragas que permitieran el lavado de arenas y la detección de las partículas de oro de una manera más voluminosa.
Simultáneamente, la empresa inglesa The Argentine Tierra del Fuego Exploration Co. Ltd. lograba la aprobación de sus estatutos por el gobierno presidido por Manuel Quintana. “Esta Sociedad Anónima fue la propietaria de la draga de vapor, bautizada con el nombre de Famatina, ubicada (…) en la Bahía Sloggett y que hoy constituye el único vestigio de la mecanización de la explotación aurífera en Tierra del Fuego, Argentina” (D. Guevara).
La draga Famatina “habría sido diseñada por la firma Cutten Bros. De Dunedin, Nueva Zelanda y construida por el Sr. Brown de Londres, Inglaterra. Esta circunstancia explicaría las razones de la existencia de una planta motriz de origen inglés destinada a mover los aparejos y demás mecanismos de la draga”.
En su inicio, la draga fue alimentada “ a carbón y luego a turba, extraída del sector y se denominaba aurífera por su diseño y construcción fue desarrollada específicamente para extraer el oro de los aluviones del río Lucio López (…) Se trataba, básicamente, de un ran artefacto mecánico flotante, dotado de una cadena de cangilones en serie que, accionada verticalmente por una planta motriz, extraían los sedimentos profundos del aluvión que eran clasificados y lavados en un trommel y luego, el material así removido y seleccionado, pasaba a una sala de oro donde, mediante el uso de mercurio, se amalgamaba el oro para su fundición” (op.cit.).
Los restos deteriorados de este fugaz intento de mecanización de la explotación aurífera se mantienen como testimonio de época en la costa del canal Beagle.