ste día, se firma el acuerdo internacional denominado Protocolo de Montreal, que propugna contrarrestar los efectos de las emanaciones industriales y de la vida moderna que debilitan la capa de ozono. Este gas constituye una protección natural de nuestro planeta que neutraliza los rayos ultravioletas, que resultan nocivos para todo tipo de vida. Este protocolo entró en vigencia el 1 de enero de 1989.
El texto firmado reconoce que la emisión “de ciertas sustancias puede agotar considerablemente y modificar la capa de ozono en una forma que podría tener repercusiones nocivas sobre la salud y el medio ambiente” y se propone “proteger la capa de ozono adoptando medidas preventivas para controlar equitativamente el total de emisiones mundiales de las sustancias que la agotan, con el objetivo final de eliminarlas, sobre la base de los adelantos en los conocimientos científicos, teniendo en cuenta aspectos técnicos y económicos y teniendo presentes las necesidades que en materia de desarrollo tienen los países en desarrollo".
El ozono constituye una de las capas de la atmósfera, rodeando al planeta en un espacio de entre 15 y 50 kilómetros de su superficie.
Esta capa protectora se vio afectada sobre todo por gases llamados clorofluorocarburos (CFCs) que se descomponen al llegar a la estratósfera y liberan átomos de cloro que destruyen el ozono. Los CFCs se utilizan en algunas industrias y se encuentran en el aire acondicionado, equipos de refrigeración, cosméticos, insecticidas, aerosoles, entre otros elementos.
Los CFCs producen puntos débiles de la capa de ozono, que se manifiestan sobre todo en el área antártica y el extremo sur de América.
El Protocolo de Montreal para intentar revertir esa peligrosa dinámica, generada por la acción humana, propone reducir la producción y el consumo de numerosas sustancias que se consideran responsables del debilitamiento de la capa de ozono.
El acuerdo fue negociado en 1987 y entró en vigor el 1 de enero de 1989. La primera reunión de las partes se celebró en Helsinki en mayo de ese 1989. Desde ese momento, el documento ha sido revisado en varias ocasiones para revisar los compromisos y consentir el incumplimiento operado por parte de las principales potencias.
Se estima que si todos los países cumplieran con los objetivos propuestos por los firmantes del tratado, la capa de ozono podría recuperarse para el año 2050.
