Un preso es incomunicado por negar el envío de una carta
EL 29 DE SETIEMBRE DE 1942

Un preso es incomunicado por negar el envío de una carta

29/09/2022
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ste día, el condenado Pedro Gómez Carranza, por “negarse a firmar la planilla de gastos por correspondencia, alegando no haber enviado carta (…) levantándole la incomunicación en celda oscura el 3 de octubre. Es decir, el recluso permaneció en celda oscura cinco días”. En ese año, “el Pabellón de Castigo era el N° 5. Allí estaban las celdas oscuras” (Carlos Pedro Vairo. El Presidio de Ushuaia. Volumen II).
Los castigos a los presos eran frecuentes en el Presidio y abarcaban desde faltas graves de indisciplina hasta cuestiones menores y algunas verdaderamente absurdas.
Los castigos “eran dados con mucha lentitud y muy severos”; eran impuestos por el director, pero el tanto el jefe de la Sección Penal como el sub alcaide de guardia podían, “con carácter preventivo, dar la incomunicación de cualquier recluso que incurriese en falta”.
Las celdas oscuras “eran celdas comunes despojadas de todo y oscurecidas por una chapa (…) colocada en la ventana. Es decir mal ventilada, oscura, fría, con el recluso aislado e incomunicado por días y días”.
Como consecuencia de ese encierro, los presos sufrían deterioros de su sistema nervioso. Luis Vargas confesó “que desde hace un tiempo le asalta el negro pensamiento de ahorcarse, que tiene un miedo atroz de que ello suceda, que cuando mira la reja de la ventana de la celda le da gana de ‘agarrar de golpe y hacerlo’”.
José Espinosa, explicó que “desde hace un tiempo, él mismo se nota algo raro mentalmente, que ya no piensa con la claridad de antes, que le falta lucidez como para coordinar sus ideas (…) atribuye esa torpeza a los últimos castigos que lo retuvieron en el calabozo por días que se le hicieron interminables”.
David Villani sostuvo que le ha permitido descubrirse “a sí mismo en la celda oscura, donde comprendió que era un ‘súper hombre’, un ‘semi-Dios’, el ‘primer homo macho perfecto polo positivo’ según su expresión. Hasta le tiene cierto cariño a la celda oscura, pues afirma que sólo en el aislamiento y la penumbra de un calabozo pueden concebirse ideas grandes”.
Luis Kargus aseguró que “estando encerrado en su celda fue donde sintió por primera vez un vuelco mental –como si le ‘apagaran una luz en el cerebro’- y que luego, confuso, oyó un ruido sordo y opaco que, ‘viniendo como de una larga caverna’, se acercó hasta llegar a él” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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