arlos Pérez, referente histórico del Movimiento Popular Fueguino y Convencional constituyente provincial (mc) en 1991, compartió sus primeras impresiones respecto del proceso estatuyente que reformó la Carta Orgánica de Ushuaia, y que culminó esta semana con la jura del texto final.
Entrevistado en FM Master’s, Pérez, en relación con la sanción de las reformas, reconoció tener “sensaciones encontradas”, en virtud de que “como muchos de los pobladores, no sentimos necesidad que hubiera una modificación”.
No obstante, rescató su valor en el entendimiento que “los procesos políticos y filosóficos y de crecimiento de las sociedades, se dan con este tipo de acciones. Quizás dentro de un tiempo, o cuando se ponga en práctica lo que han escrito los constituyentes, nos demos cuenta que por ahí era necesario. A estas cosas hay que darles un poquito más de tiempo” contempló quien fuera ministro de Salud y también de Economía de la provincia durante la gestión del ex gobernador José Estabillo.
Esa misma convergencia de sensaciones dispares dijo Carlos Pérez que experimentó durante el acto de la jura: “Me coloqué en el lugar que me gusta estar, atrás, al fondo, mirando el escenario completo. Me daba la sensación que, a diferencia de la Constituyente del ’91, era mucha militancia adentro, no había mucha población”. Aunque aclaró que eso no significa “que la militancia no sea población”.
Respecto de las distintas modificaciones puntuales que definieron los convencionales, fue cauto al reconocer que “no conozco los detalles, me gustaría esperar para tomar alguna posición un poco más firme”.
Igual postura asumió respecto de las performances de los referentes de su partido dentro de la Convención, Fernando Oyarzún y Mónica Urquiza, sujetos a severos cuestionamientos internos: “Las críticas tienen que ver con intereses puntuales de los próximos tiempos. A mí me gusta pensar que, en una discusión de una Carta Orgánica, que es duradera, no pasajera ni momentánea, esas discusiones políticas hayan sido coherentes con el espíritu de las posiciones de cada partido”.
Distinguió que en el caso de Oyarzún, referente del MPF, pero dentro de una alianza con el actual partido gobernante, “él adelantó cómo iba a votar. Lo aclaró de entrada en la campaña, aquellos que lo apoyaron y votaron no se pueden sentir defraudados”.
Respecto de la vicegobernadora Mónica Urquiza, cuyo voto desempató los últimos trascedentes asuntos debatidos, “no conozco todos los detalles, preferiría antes de tomar opiniones tan puntuales, tomarme un tiempito. Entiendo que hay una puja por los próximos tiempos por candidaturas, reelección y todo ese tipo de cuestiones” enmarcó.
De todas maneras, le restó trascendencia a la reforma, por cuanto “la gente está en otra cosa, esto es solo un reglamento político para quienes están involucrados en la política. Eso sí es feo, en nuestra época en los años ’90, pensábamos con un dejo más de romanticismo de cómo hacer la administración de la cosa pública en la provincia” en relación con el espíritu de la Constitución provincial.
Tentado a enunciar la inevitable comparación, Carlos Pérez rescató que aquella Constitución de la provincia que lo tuvo como protagonista “sigue siendo buena, es suficiente para gobernar, tiene un marco importante que permite a los municipios y a la gente de a pie saber que quien está en el Ejecutivo tiene ciertos controles”.
Finalmente completó su análisis sobre el presente del Movimiento Popular Fueguino luego de la Convención y de cara a los próximos tiempos: “El Movimiento ha estado en situaciones críticas en cuanto a volumen de apoyo popular. Dependerá de la evaluación que hagan de todos estos hechos, de la gestión del Movimiento junto con el gobierno actual y de los dirigentes a ver si se puede recuperar ese volumen político” avizoró.
Carlos Pérez advirtió estar alejado “de las conversaciones de las estrategias para 2023”, por lo que sería imprudente dar un pronóstico. Pero sí analizó que “no es fácil satisfacer a la gente, que está cada vez más despierta, quizás no participa tanto y está un poquito hastiada no sé si por las cuestiones nacionales o provinciales. En Tierra del Fuego el aparato del Estado es tan importante que se generan unas pujas que no tienen que ver con la gente que está por fuera de sus intereses”.
