Gobierno deriva a los salesianos la protección de los nativos
EL 24 DE NOVIEMBRE DE 1899

Gobierno deriva a los salesianos la protección de los nativos

24/11/2022
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ste día, el ministro del Interior Amancio Alcorta concurre al Congreso de la Nación y expone sobre la situación de los nativos fueguinos. En la ocasión, anuncia un módico aporte a los salesianos para protegerlos de las persecuciones que estaban sufriendo.
Alcorta sostuvo en su discurso ante la Cámara de Diputados de la Nación que “nadie ignoraba la situación penosa en que vivían los indios, y que el Poder Ejecutivo no dudaba en que la institución más benéfica para atenderlos era la Misión, por lo que les había otorgado veinte centavos por cada niño y les hubiera ofrecido más si el erario lo hubiera permitido. Sostuvo también que debería encargarse a esas misiones que recojan a todos esos indios y les den asilo en tanto eran los únicos hombres que podían hacerlo con desprendimiento y abnegación” (Lucas Potenze. Científicos y religiosos en Tierra del Fuego).
La alocución de Alcorta se dio en el contexto de una polémica pública, no exenta de severas acusaciones cruzadas, entre el poderoso estanciero José Menéndez y el titular austral de la congregación salesiana José Fagnano. El terrateniente se quejaba de que los nativos salían a cazar y “muy frecuentemente mataban no solo guanacos”, como una excusa para promover su exterminio.
Fagnano le escribió a Alcorta acusando a Menéndez de “dar caza a los indios, sea por sus peones que van haciendo excursiones en los bosques, sea por la policía, cuyo inspector vive en la misma estancia del señor Menéndez; y los agentes policiales, distribuidos en los puestos que sirven de ovejeros. La causa a esta persecución no era otra para Fagnano que la apropiación de la tierra en la que estaba construida la Misión (…) para cambiar este campo por el que él ocupa, que es malo por estar cruzado de zanjones”. Por esa razón, según Fagnano, Menéndez acusaba a los selknam de “salvajes y ladrones”, para ocultar que él era “el culpable de todo esto (…) matando indios al destajo y robándoles sus mujeres, hijas y útiles de caza” (María Nicoletti. Revista Todo es Historia N°449, citado por L. Potenze).
Finalmente, “ni el prestigio de la Misión ni la abnegación de los misioneros ni los veinte centavos que ofrecía por cada niño el Gobierno nacional, podían evitar el declive inexorable de los indígenas en cuyo beneficio se había creado, además de que la inquina de la familia Menéndez (…) no se atenuó hasta mucho después” (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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