Culmina la carga de los materiales para construir la misión
EL 14 DE DICIEMBRE DE 1893

Culmina la carga de los materiales para construir la misión

14/12/2022
E

ste día, “el vapor ‘Amadeo’ estaba cargado de ciento cincuenta toneladas  de materiales para la nueva Misión, además de seis buenos caballos y de otros animales indispensables para  excursiones  y mantenimientos. Subimos, el padre Bernabé y yo, con tres salesianos, tres jóvenes y cuatro obreros”, así relató José María  Beauvoir el momento de la partida rumbo a la costa oriental de la isla Grande, donde erigirían la nueva misión salesiana, luego de la fundada en la isla Dawson (Juan Belza. En la Isla de Fuego).
El viaje estuvo cargado de infortunios e imprevistos. “Nunca imaginamos que un viaje programado para ocho o diez días pudiera extenderse a 34. El buque navegaba solamente durante las horas de luz, como se estilaba en esas costas y empezaron a germinar desconfianzas porque el pasaje se pagaba por día. Pero las mayores dificultades surgieron al enfrentar las bocas del río Grande. Tanto el barco como los misioneros disponían de la carta marítima de O´connor, fruto del relevamiento del Golondrina. Pero el capitán del Amadeo que nunca había ingresado en río Grande cuando divisó el panorama que ofrecía el mar en bajante se negó decididamente a entrar (…) inesperadamente se levantó un viento huracanado (…) capeado el temporal arreciaron las discusiones (...) Al fin se ordenó zarpar hacia Punta Arenas”.
Al llegar a San Sebastián, negociaron desembarcar allí, en la desembocadura del arroyo Gama. “Hicieron ocho balsas con tres mil tablas y la largaron al mar para que las olas las llevaran a la playa, pero en eso cambió el viento y todo se perdió en el mar. Una chata con chapas de zinc, tal vez sobrecargada, se fue a pique al borde mismo del barco  (…) se ahogaron dos vacas y poco faltó para que corriera la misma suerte el catequista Bergese. Algunos caballos y cabras y muchos materiales quedaban todavía a bordo, cuando el Amadeo tuvo que partir”.
En la costa, quedaron Beauvoir, Bergese, Ronchi, Ferrando y dos pastores. “Para protegernos de la intemperie, allí sobre aquella esterilísima playa (…) levantamos sobre la arena dos cabañuelas, una para nosotros y otra para las bestias (…) No obstante todo esto tener paciencia y esperar cuatros largos meses, contando las semanas y los días que necesitaba don Bernabé para llegar a Punta Arenas, hablar con don Fagnano, preparar una nueva embarcación y correr en nuestra ayuda”, recordó Beauvoir (op.cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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