ste día, culmina la exploración realizada desde Yendegaia para encontrar posible caminos que rompan el aislamiento de la zona con el resto de la Tierra del Fuego chilena.
Hasta entonces, las conexiones terrestres “entre el valle Lapataia y el seno Almirantazgo eran nulas o desconocidas”. Solo existían algunas picadas que eran utilizadas por madereros. “Entre el lago Fagnano, lago Deseado y el puesto ‘Marcou’ aún existían algunas marcas de una expedición militar de 1948, que era utilizada para el mejor arreo de animales”. En tanto, la “línea fronteriza internacional era, y siempre lo ha sido, incontrolable debido a su inaccesibilidad y desconocimiento de su fijación, sólo se conocía donde estaban los hitos fronterizos pero no lo que había entre ellos” (Samuel García Oteiza. La Prensa Austral. Punta Arenas, 10/12/2016).
Las autoridades habían solicitado “al personal de la tenencia Yendegaia” que realizara “un patrullaje exploratorio” hacia “el retén ‘La Vicuña’ (…) con el objetivo de encontrar una ruta terrestre entre ambas localidades”.
Con ese fin, se designó un grupo compuesto por cuatro militares.
La expedición inició “patrullajes al sector del lago Roca (…) por el sector fronterizo de Lapataia (…) desde ese lugar se recorrió totalmente el lado sur del lago y continuó hasta el puesto de Champa”.
Se recorrieron un total de 180 kilómetros. En ese trayecto, los expedicionarios se encontraron que no existían “caminos sino senderos de mala calidad”. Dos veces debieron internarse en el “lago Roca y transitar con el agua que llega hasta la silla de montar”. El terreno está ocupado por turbas y pantanos”.
Los “desafíos del viaje comenzarían una vez dejado atrás el río Lapataia y se introdujeran en el valle del río Rojas”. Luego, se “remontó el río Rojas hasta el lago Löwenborg, desde aquí siguieron hacía el norte, ascendieron hacía una cumbre innominada y cruzaron la divisoria de aguas del lago Fagnano y Roca, seguramente por el mismo paso utilizado por Agostini y sus compañeros en 1913. Al descender llegaron a un valle innominado que confluye con el río Toledo, continuaron por éste hasta el río Betbeder, desde aquí traspasaron al valle del río Sáez y lo remontaron (…) hasta alcanzar el valle del río Mascarello y descendieron cerca (…) de caleta María” (op.cit.).
La expedición hizo el recorrido en siete días y regresó por la misma ruta en cuatro días.
